LOS PROBLEMAS FAMILIARES
PRODUCCIÓN: Noruega ( 2015 )
DIRECCIÓN: Joachim Trier
INTÉRPRETES: Jesse Eisenberg, Gabriel Byrne, Isabelle Huppert, David Strathairn, Rachel Brosnahan, Devin Druid, Amy Ryan, Ruby Jerins
GÉNERO: Drama
DISTRIBUIDORA: Golem Distribución
DURACIÓN: 105 minutos
SINOPSIS:
La próxima exposición de las obras de la famosa fotógrafa Isabelle Reed, fallecida inesperadamente hace tres años, obliga a Jonah, su hijo mayor, a volver a la casa familiar y a pasar tiempo con su padre, Gene, y su introvertido hermano pequeño, Conrad, después de algunos años. Aprovechando que están juntos, Gene intenta desesperadamente reconectar con sus hijos, mientras los tres se esfuerzan en reconciliarse con lo que sienten por la mujer a la que cada uno recuerda de forma diferente.
( FUENTE: GOLEM DISTRIBUCIÓN )
( FUENTE CARTEL: GOLEM DISTRIBUCIÓN )
CRÍTICA:
Joachim Trier nos presenta su tercer largometraje, cuatro años después de la notable " Oslo, 31 de Agosto ( 2011 ) ". La cinta es una coproducción de Noruega, Dinamarca y Francia y el propio director vuelve a encargarse del guión, junto a su amigo Eskil Vogt, al igual que en sus dos trabajos anteriores. Si su segunda película estuvo presente en la sección " Un certain regard " del festival de Cannes en este caso dio el salto hasta formar parte de la sección oficial.
Manteniendo su estilo de contar las historias, sobre todo de los dramas personales cercanos al cine de autor, en este caso funciona durante algunos momentos, sobre todo en la parte central, en ciertas situaciones individuales, pero no ha conseguido un proyecto que funcione en su conjunto. Con un gran inicio con imágenes y textos explicativos del personaje de Isabelle Joubert Reed, interpretado por Isabelle Huppert, una fotógrafa de guerra muerta en un accidente de tráfico y no en el campo de batalla.
Después de esta introducción nos situamos en un hospital, en donde Jonah ( Jesse Eisenberg) acaba de ser padre y se encuentra con una novia de juventud cuando va a comprar una botella de agua. Los diez minutos iniciales están llenos de situaciones y diálogos interesantes, lo que se mantiene a lo largo de la película, sobre todo en su parte central, pero no consigue conectar esas historias de dolor, reencuentros y sufrimientos familiares en un conjunto que funcione bien.
Una pena porque el reparto está bastante bien, sobre todo el de Gene, el padre de familia interpretado por Gabriel Byrne y el joven Devin Druid que interpreta a Conrad Reed, el hijo menor del matrimonio Gene e Isabelle Joubert. Hay varios personajes que podrían haber tenido un mayor peso, pero que se limitan a aparecer un par de veces, David Strathairn ( el periodista Richard Weissman amigo de Gene ) y Amy Ryan ( Hannah, la profesora de Conrad ) y en ambos casos cumplen con su función.
Un reparto de lujo, con rostros poco conocidos para el gran público, pero intérpretes de referencia dentro del circuito de cine de autor, y que son lo más atractivo de la película. El guión creado por el director tiene grandes detalles, sobre todo en las conversaciones de Jonah y Conrad, los dos hermanos que tienen que vivir una situación personal delicada y que terminan uniendo sus fuerzas para salvar el núcleo familiar. Jonah termina siendo el que pone la calma en su regreso al hogar, teniendo que dividir sus fuerzas entre ayudar a su padre a enterrar definitivamente los recuerdos del pasado, sobre todo de la muerte de su madre, y enderezar la vida de un estudiante díscolo y conflictivo, aunque con un fondo de buena persona y que simplemente extrapola sus problemas al llegar a casa a su vida de estudiante.
El montaje es bastante confuso y no están bien presentados los saltos temporales, con lo que el proyecto se pierde cuando se aleja de la historia paterno-filial para mostrarnos situaciones del pasado y ahondar en los motivos de la muerte de su madre. No ayuda nada el supuesto suspense creado y la obsesión por conocer la verdad por parte del marido de la fallecida, sobre todo porque ese asunto no está bien tratado y desvía la atención de lo más interesante: el día a día de Gene, Jonah y Conrad.
Alargada en exceso y le podían haber sobrado 10 minutos en su parte final. Una pena que no conectara con ciertas partes de la historia porque el proyecto tiene un punto de partida interesante y es probable que gane en un segundo visionado.
El otro aspecto destacado es su fotografía que, al igual que en los anteriores trabajos del director, sabe colocarse en el lugar adecuado para mostrar los rostros de dolor y preocupación de los personajes y lo hace de manera natural, sin distraer al espectador con planos complejos y desenfocados. La música no resalta las escenas más dramáticas, sino que está presente acompañando a la historia, lo que me parece un acierto.
Recomendable a los aficionados al cine europeo de autor, sobre todo a los que disfrutan con un buen reparto. No creo que sea fácil para el gran público acostumbrado a otra manera diferente de tratar las historias dramáticas.
SPOILERS:
No me termina de convencer la manera de desarrollar el asunto de " la causa de la muerte de Isabelle Joubert Reed ", aunque entiendo que sin esa historia no podría funcionar el resto de la película, ya que los miedos de Conrad, la vuelta a casa de Jonah y el sufrimiento del padre de familia vienen por la falta de la figura materna y las dudas existenciales sobre los motivos de ese fallecimiento en un accidente de tráfico. Pero siendo de importancia capital el asunto no termina de integrarse en la historia, estando en las conversaciones, pero sin abordarse de manera correcta. Me interesan mucho más esos diálogos entre los dos hermanos y el nexo de unión familiar del personaje interpretado por Jesse Eisenberg.
LO MEJOR: El reparto, sobre todo Gabriel Byrne, Devin Druid y Jesse Eisenberg. La fotografía.
LO PEOR: El montaje. Alargada en exceso.
PREMIOS Y NOMINACIONES:
- 2 PREMIOS Y 2 NOMINACIONES, INCLUYENDO LOS DOS PREMIOS EN EL FESTIVAL DE ESTOCOLMO DE 2015.
( FUENTE: IMDB )
CRÍTICAS EN BLOGS Y MEDIOS ESPECIALIZADOS:
José Antonio Alarcón en Séptimo Escenario 5 / 10
Luis Arrechea en Habla de Cine 6,5 / 10
Jesús Villaverde en Esencia Cine 8 / 10
Charles Ston en Los Lunes Seriéfilos 7 / 10
Philipp Engel en Fotogramas
Carlos Reviriego en Sensacine 3 / 5
Diego Salgado en Guía del Ocio 3 / 5
Alberto Sáez en El Antepenúltimo Mohicano 4 / 5
Daniel López en Videodromo
DeCine21 6 / 10
Elisabet Pereira en Críticas en 8mm 7 / 10
Migel Ángel Pizarro en E-Cartelera 7 / 10
Josué Brühl en El Palomitrón
Ricardo Fernández en El Café de Rick
Alberto Mulas en Cine Maldito
Carlos Boyero en El País
Luis Martínez en El Mundo
Carlos Reviriego en El Mundo
Oti Rodríguez Marchante en Abc
Sergi Sánchez en La Razón
Gaspar Zimerman en Diario Clarín
Diego Bastlle en Diario la Nación
Leonardo García en Diario la Jornada
David Rooney en The Hollywood Reporter 3 / 5
Pter Debruge en Variety 3,5 / 5
Peter Bradshaw en The Guardian 2 / 5
Guy Lodge en Time Out London 3 / 5
Eric Kohn en Indiewire 3 / 4
Gregory Ellwood en HitFix 2,5 / 4
John Bleasdale en CineVue 3 / 5
Oliver Lyttelton en The Playlist 3,5 / 4
Nick Roddick en Sight & Sound
Nota IMDb:
Nota Filmaffinity: 5,9 / 10
Días de Cine:
ENTREVISTA AL DIRECTOR:
Háblenos
del título, ¿qué le hizo escogerlo? ¿Tiene algo que ver con la guerra?
Buscamos un título que
reflejara el significado de los pequeños y tiernos dolores cotidianos de la
vida familiar comparados a las grandes experiencias y ambiciones de una madre
que siempre está fuera porque es corresponsal de guerra. Me intriga que el dolor
no sea comparable. También es el título del primer álbum estadounidense del
grupo The Smiths, un disco recopilatorio. Pero descubrí que ellos lo habían
sacado de un libro de la poetisa Elizabeth Smart, " By Grand Central Station I Sat Down and Wept (En Grand Central Station me senté y lloré) ". Me gustó que
la frase tuviera una resonancia tan americana, ya que la película transcurre en
Estados Unidos.
¿Cómo
nació el proyecto?
Después de mi primera
película, Reprise, varios productores
estadounidenses me mandaron guiones y me hicieron ofertas. Conocí a gente muy
interesante, pero ningún proyecto acababa de encajar con lo que quería
expresar. Sin embargo, el guionista Eskil Vogt y yo teníamos muchas ideas, y me
pareció más natural empezar desde cero en vez de aceptar un guión. Debe tener
en cuenta que solo unos cinco millones de personas hablan mi idioma materno. Es
una de las razones por las que fui a estudiar cine a Londres, donde rodé tres
premiados cortometrajes. Eskil y yo siempre hemos querido hacer películas para
un público internacional, y fue muy gratificante el recibimiento a Reprise y a Oslo, 31 de agosto en diversos países. Y lo mejor fue descubrir que
su especificidad cultural convertía a las películas en universales. Con esta
experiencia, nos documentamos a fondo sobre los ambientes y los personajes
estadounidenses antes de lanzarnos a escribir EL AMOR ES MÁS
FUERTE QUE LAS BOMBAS. Sinceramente, creo que el idioma hablado no
define a un cineasta, sino el lenguaje y el estilo cinematográfico que crea.
Además, una película en inglés nos ofrecía la oportunidad de trabajar con
geniales actores internacionales, algo que deseaba hacer desde hacía tiempo.
Siempre me gustó el cine y crecí viendo películas de todos los países. Una
tarde cualquiera en la filmoteca de Oslo podía ver una película francesa de
Louis Malle seguida por una japonesa de Ozu para acabar con una estadounidense
de Sidney Lumet. Siempre he pensado que el cine debe trascender las barreras
idiomáticas.
¿Estaba familiarizado con los rodajes estadounidenses? Háblenos de su experiencia americana.
Rodar en Nueva York significa trabajar con un equipo mucho mayor del que estaba acostumbrado en Noruega. Una de las responsabilidades de un director es crear cierto ambiente alrededor de la cámara que encaje con la historia y los actores, por lo que me comporté exactamente como en cualquier otra producción. Pude ensayar con los intérpretes y me esforcé en establecer el mismo tipo de
confianza que en mis dos películas anteriores. Es algo esencial, se ruede donde
se ruede. A medida que avanzaba el rodaje, le preguntaba a mi colaborar más
cercano, el director de fotografía Jakob Ihre, cosas como: "Es lo mismo de
siempre, ¿verdad? No estamos haciendo nada diferente, ¿no?" El reto era el
mismo, había que arriesgarse, aprovechar el momento y crear un ambiente de
trabajo cómodo y seguro en el que los actores pudieran explorar y no sentir que
debían dar en el clavo cada vez que abrían la boca.Es la primera vez que trabaja con un reparto tan grande y tan prestigioso, ¿en algún momento se sintió intimidado?
Bueno, cualquier película puede llegar a intimidar en un momento dado. Los actores siempre fueron muy generosos. Y no, nunca me intimidaron. Todos se tomaron sus personajes muy en serio y aportaron algo personal a la historia. No se puede pedir más.
Háblenos
de Gene, al que encarna Gabriel Byrne.
Gene es el retrato de un padre moderno. Con eso quiero decir que, comparado al patriarca clásico, es un hombre que se implica emocionalmente en el hogar. Prefirió abandonar su carrera de actor y dar clases para estar más cerca de sus dos hijos. Gene intenta mantener a su familia cohesionada, pero le cuesta conectar con su hijo Conrad, de 15 años, un apasionado de los videojuegos y de la vida online, algo que el padre no acaba de entender. Esto da pie a diversos momentos cómicos, como por ejemplo la escena en que Gene crea un avatar y se aventura en un videojuego con consecuencias totalmente imprevisibles. Gene es un personaje cálido, tierno. Su fuerza está basada en la facilidad con que lee a los demás, pero no sabe qué quiere para sí mismo, no sabe qué hacer con su vida. La mezcla de inteligencia y calidez de Gabriel Byrne fue muy importante para construir el personaje. Los dos hablamos y coincidimos en que estábamos cansados de los eternos retratos de padres que aparecen en tantas historias, del padre autoritario ante el que los hijos deben demostrar lo que son. Gene no es un padre típico emocionalmente, y Gabriel ha sabido aportar mucha veracidad y humor al personaje. Creo que era el actor idóneo para una historia como esta.
Háblenos
de Jonah, interpretado por Jesse Eisenberg.
Jonah tiene tendencia al perfeccionismo y siente que nadie entendía a su madre como él. En muchos aspectos, su historia es la de un duelo a destiempo. Muestra la fachada de un joven y ambicioso académico, que acaba de ser padre, se derrumba cuando debe revaluar la imagen de su madre. Jesse Eisenberg es un actor tan preciso como divertido, y me alegro de que estuviera dispuesto a explorar personajes diferentes y a enseñar una vertiente más vulnerable. En la vida real, Jesse es muy inteligente y creativo, además de un dramaturgo genial, una faceta suya que mucha gente desconoce. Disfruté enormemente hablando de teatro con él.
Háblenos
de Conrad, al que da vida Devin Druid.
Conrad en un tímido adolescente de 15 años y, al principio de la
película, parece ser el que más ha sufrido por la pérdida de su madre, pero a
medida que progresa la historia, acaba siendo el personaje más sorprendente. Me
apetecía mostrar que el comportamiento social de una persona no siempre refleja
su vida interior, e intenté encontrar una forma cinematográfica para explorarlo
a través de su personaje, enseñando su vida emocional, su vertiente romántica,
su forma de acercarse a las chicas y su necesidad de expresarse de modo
inesperado. Mientras escribíamos EL AMOR ES MÁS FUERTE QUE LAS BOMBAS,
pensaba que la mayor dificultad sería encontrar a la persona perfecta para
interpretar a Conrad. Conocer a
Devin Druid fue una absoluta victoria. Es un
gran actor, no puedo añadir mucho más. Me enorgullece haber trabajado con él
antes de que todo el mundo descubra su enorme talento.
¿Qué
puede decirnos de Isabelle Reed, encarnada por Isabelle Huppert.
Quería hablar de la familia y del precio de la ambición, del admirable trabajo de una periodista de guerra que se enfrenta a la tremenda necesidad de estar con su familia y de hacer su trabajo, un conflicto con el que mucha gente se sentirá reflejada, creo. Me inspiré en conocidos fotógrafos de guerra a los que había conocido o estudiado, pero no es una historia en torno a la profesión en sí. Es una historia acerca de la relación entre padres e hijos, y de las dificultades emocionales de una familia. Hace mucho que soy fan de Isabelle Huppert. La conocí personalmente hace unos años en el Festival de Cine de Estocolmo. Después seguimos en contacto y me entusiasmé cuando acepto el papel de la madre. Su personaje no es el que más tiempo aparece en pantalla, pero su presencia siempre está allí a medida que avanza la historia. No imagino a otra actriz en el papel de un personaje tan fascinante y enigmático.
¿Y
las fotos de Isabelle Reed?
Me documenté mucho sobre las fotos de guerra, pero vuelvo a decir que la película no gira solo en torno a eso. En Oslo, 31 de agosto, el protagonista había sido un adicto, pero la película trata de otros momentos de su vida. Aquí ocurre lo mismo, quería que todos los detalles de su vida como fotógrafa de guerra fueran correctos. Dos grandes agencias, Magnum y VII, nos prestaron una valiosa ayuda. Usamos fotos de varios profesionales, entre ellos la fotógrafa francesa Alexandra Boujart, a la que admiro mucho. Sus fotos dejan traspasar un gran humanismo y una sensibilidad que realmente la diferencian de los demás.Parece que la película trata de los recuerdos individuales y colectivos de Isabelle. ¿Cuál fue la dinámica y que tienen los recuerdos que tanto le fascinan? Me fascinan y me desconciertan los recuerdos, la idea que tenemos de nosotros mismos y de nuestra identidad. En la película, intento mostrar cómo funciona el proceso del recuerdo. Quería evitar el típico drama en el que la madre muere y todos están en la habitación llorando. La historia empieza tres años después de la muerte de la madre y plasma el efecto dominó de su trágica muerte y de cómo afectó a los tres hombres mientras cada uno intenta seguir con su vida. Es interesante ver a la familia obligando a sus miembros a revaluarse constantemente. ¿Por qué los hermanos ven a sus padres de forma tan diferente? ¿Cómo puede encontrarse un lenguaje común y sentir a la vez la necesidad de alejarse? Los recuerdos son una mezcla de desesperación y de esperanza. Durante un periodo de dolor, la gente habla a menudo de una sensación estática del recuerdo. En la película, intento mostrar que una revaluación constante de nosotros mismos nos da la posibilidad de liberarnos de ese inmovilismo. En una escena, Conrad, el hermano más joven, recuerda haberse escondido para que su madre no le encontrara. Y mientras piensa en esto por primera vez en años, se da cuenta de que su madre también quería jugar, ya que fingió no saber dónde estaba escondido. Siempre cabe la posibilidad de tener otros puntos de vista dentro de nuestro sentido personal de la historia, por eso creo que EL AMOR ES MÁS FUERTE QUE LAS BOMBAS, a pesar de su melancolía, es una película optimista.
Gran parte de la película no se cuenta de forma cronológica, ¿por qué? Actualmente, muchos dramas en torno a personajes han emigrado a la pequeña pantalla. Sigo creyendo profundamente en el espacio singular del cine. Un primer plano en una pantalla de cine es algo único. Es un acercamiento que ninguna otra forma artística ofrece. ¿Dónde puede verse una cara tan grande? Intento crear historias con perspectivas múltiples para obtener
una percepción más profunda de la vida de los
personajes. En una novela no tiene nada de sorprendente pasar de un tiempo a
otro y meterse en la cabeza de los personajes. Me sorprende que se considere
inhabitual en el cine. Cuanto mayor se hace la máquina que rodea al cineasta, este
debe recordar constantemente que está para experimentar con la narración. Solo
a través de una visión personal como narrador puede uno acercarse al
espectador. No tiene nada que ver con el presupuesto ni el número de caravanas
rodeando el plató.
( FUENTE: GOLEM DISTRIBUCIÓN )
TRAILER:
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