DESVESTIDOS POR SUS DERECHOS
TÍTULO ORIGINAL: Normandie nue
DIRECCIÓN: Philippe Le Guay
FECHA Y LUGAR DE NACIMIENTO DEL DIRECTOR: 22 de Octubre de 1956, París ( Francia )
INTÉRPRETES: François Cluzet, Arthur Dupont, Toby Jones, Vincent Regan, Colin Bates, François-Xavier Demaison, Grégory Gadebois
GUIONISTAS: Olivier Dazat, Philippe Le Guay
FOTOGRAFÍA: Jean-Claude Larrieu
MÚSICA: Bruno Coulais
GÉNERO: Comedia
PRODUCCIÓN: Les Films des Tournelles, SND Films, France 2 Cinéma, Acajou Productions, France Télévisions, Canal+, Ciné+, Région Normandie
DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Vértice Cine
DURACIÓN: 105 minutos
SINOPSIS:
Los ganaderos de Mêle-sur -Sarthe, un pequeño pueblo de Normandía, se han visto afectados por la crisis agrícola. Su alcalde, Georges Balbuzard ( François Cluzet ), busca la manera de que su pueblo se haga oír para salvarle. Por casualidad, Blake Newman, un famoso fotógrafo especializado en desnudos en masa, pasa por la zona y Balbuzard ve la oportunidad de llamar la atención. Por delante le queda la difícil tarea de convencer a todo el pueblo para que se desnude… por una buena causa.
( Fuente sinopsis, cartel e imágenes: Vértice Cine )
CRÍTICA:
El veterano director francés se quedo en la zona de Nomandia tras acabar su anterior película, aquí ha tenido en cuenta las populares y polémicas fotografías de desnudos colectivos de Spencer Tunick para inspirarse en esta comedia reivindicativa social. Entre los anteriores trabajos del director destacan “Las chicas de la 6 planta”, Moliere en bicicleta” y “Florida”.
Estamos acostumbrados en la historia del cine, en ver muchas películas donde se ha usado el desnudo como forma reivindicativa, a todos nos viene a la memoria, la maravillosa “Full Monty” o “Las chicas del calendario”.
En esta ocasión los habitantes del pueblo de Mêle-sur-Sarthe se han visto afectados muy gravemente por la crisis ganadera y agrícola. Como el gobierno no les hace prácticamente ni caso deciden tomar una decisión que les valga la pena y que hablan de ellos en todos los telediarios.
El veterano director francés se quedo en la zona de Nomandia tras acabar su anterior película, aquí ha tenido en cuenta las populares y polémicas fotografías de desnudos colectivos de Spencer Tunick para inspirarse en esta comedia reivindicativa social. Entre los anteriores trabajos del director destacan “Las chicas de la 6 planta”, Moliere en bicicleta” y “Florida”.
Estamos acostumbrados en la historia del cine, en ver muchas películas donde se ha usado el desnudo como forma reivindicativa, a todos nos viene a la memoria, la maravillosa “Full Monty” o “Las chicas del calendario”.
En esta ocasión los habitantes del pueblo de Mêle-sur-Sarthe se han visto afectados muy gravemente por la crisis ganadera y agrícola. Como el gobierno no les hace prácticamente ni caso deciden tomar una decisión que les valga la pena y que hablan de ellos en todos los telediarios.
La película pretender ser un homenaje a todos aquellos que decidieron vivir en los pueblos, abandonando las grandes ciudades y luchando por sus derechos. El alcalde del pueblo en el papel del gran François Cluzet es el encargado de ir convenciendo a todos los vecinos.
El director ha conseguido una gran historia de comedia humana, donde cada desnudo es una lucha de cada vecino, queda reflejado que sabe dirigir tanto una comedia de amor como una historia de corrupción política.
Dentro del elenco de actores aparte de los grandes trabajos de los habitantes del pueblo, destacan los actores Toby Jones y Vincent Regan.
Película recomendada sobre todo para los amantes del cine social y reivindicativo con ciertas dosis de humor.
Puntuación: 6/10
LO MEJOR: La naturalidad con la que se desnudan los vecinos.
LO PEOR: Le falta entrar un poco más en el conflicto que provoca el desnudo.
José Antonio Alarcón en Séptimo Escenario
Xavier Vidal en Cinoscar & Rarities
Pedro de Frutos en El Ónfalos
Laura Zurita en Cine de Patio
PODCASTS:
DÍAS DE CINE:
ENTREVISTA AL DIRECTOR:
Cuéntenos sobre el origen de la película.
Pues resulta que, desde mi más tierna infancia, pasaba las vacaciones en una casa familiar que se encontraba en la región de Perche, en Baja Normandía, a tres kilómetros del pueblo de Mêle sur Sarthe. Por otro lado, había visto las fotos de un artista conceptual que hacía eventos multitudinarios con gente desnuda en ciudades como Berlín, México... Me pregunté qué pasaría si este fotógrafo se detuviera en este agujero perdido de la Francia profunda y decidiera organizar una foto con sus habitantes desnudos en un campo. Ahí había un choque de culturas capaz de nutrir una historia...
El director ha conseguido una gran historia de comedia humana, donde cada desnudo es una lucha de cada vecino, queda reflejado que sabe dirigir tanto una comedia de amor como una historia de corrupción política.
Dentro del elenco de actores aparte de los grandes trabajos de los habitantes del pueblo, destacan los actores Toby Jones y Vincent Regan.
Película recomendada sobre todo para los amantes del cine social y reivindicativo con ciertas dosis de humor.
Puntuación: 6/10
LO MEJOR: La naturalidad con la que se desnudan los vecinos.
LO PEOR: Le falta entrar un poco más en el conflicto que provoca el desnudo.
( Crítica escrita por Christopher Laso )
CRÍTICAS EN BLOGS ESPECIALIZADOS:José Antonio Alarcón en Séptimo Escenario
Xavier Vidal en Cinoscar & Rarities
Pedro de Frutos en El Ónfalos
Laura Zurita en Cine de Patio
PODCASTS:
DÍAS DE CINE:
ENTREVISTA AL DIRECTOR:
Cuéntenos sobre el origen de la película.
Pues resulta que, desde mi más tierna infancia, pasaba las vacaciones en una casa familiar que se encontraba en la región de Perche, en Baja Normandía, a tres kilómetros del pueblo de Mêle sur Sarthe. Por otro lado, había visto las fotos de un artista conceptual que hacía eventos multitudinarios con gente desnuda en ciudades como Berlín, México... Me pregunté qué pasaría si este fotógrafo se detuviera en este agujero perdido de la Francia profunda y decidiera organizar una foto con sus habitantes desnudos en un campo. Ahí había un choque de culturas capaz de nutrir una historia...
Confrontar las aspiraciones de un artista conceptual con la realidad rural de la Francia de hoy en día, se trata de una premisa bastante original...
... aunque difícil de articular: llevar adelante este proyecto me ha llevado unos cuatro años.
¿ Por qué tanto tiempo ?
Sin duda porque había que ir más allá del enfoque, un poco burlesco, de confrontación entre estos dos mundos. Para mí, la película sólo tenía sentido si estaba impregnada de veracidad en sus personajes, de la descripción de todo un mundo rural que, a decir verdad, yo no conocía muy bien. Había ido desde siempre a este pueblo, Mêle, pero ignoraba la realidad cotidiana de la vida de los granjeros. Yo allí no veía más que la superficie, como un urbanita que en el campo no ve más que árboles bonitos y grandes prados. Ésa es la razón por la que quise contar con la presencia de una familia parisina en la película, a la que dan vida François-Xavier Demaison y Julie-Anne Roth.
Finalmente, tuve que parar para rodar «Florida», y volví a ponerme al trabajo, esta vez llevando a cabo una auténtica investigación entre los granjeros. Descubrí todo un mundo: los campesinos tradicionales, los partidarios de la agricultura biológica, los moderados,los que venden directamente a los consumidores mediante sistemas de cooperativas...Esta inmersión me ha permitido comprender sus dificultades y sus padecimientos, económicos, claro está, pero también morales. En la película, los personajes no hablan a una sola voz. Pero todos tienen en común el estar desesperados: se sienten solos, humillados, tienen la sensación de no ser observados ni escuchados. Esa realidademocional es la que yo quería devolver...
Caída del precio de la carne, leche que se vende sin cubrir costes, material agrícola incautado por la Administración, manifestaciones y cortes de carreteras sin éxito...
¿ Por qué tanto tiempo ?
Sin duda porque había que ir más allá del enfoque, un poco burlesco, de confrontación entre estos dos mundos. Para mí, la película sólo tenía sentido si estaba impregnada de veracidad en sus personajes, de la descripción de todo un mundo rural que, a decir verdad, yo no conocía muy bien. Había ido desde siempre a este pueblo, Mêle, pero ignoraba la realidad cotidiana de la vida de los granjeros. Yo allí no veía más que la superficie, como un urbanita que en el campo no ve más que árboles bonitos y grandes prados. Ésa es la razón por la que quise contar con la presencia de una familia parisina en la película, a la que dan vida François-Xavier Demaison y Julie-Anne Roth.
Finalmente, tuve que parar para rodar «Florida», y volví a ponerme al trabajo, esta vez llevando a cabo una auténtica investigación entre los granjeros. Descubrí todo un mundo: los campesinos tradicionales, los partidarios de la agricultura biológica, los moderados,los que venden directamente a los consumidores mediante sistemas de cooperativas...Esta inmersión me ha permitido comprender sus dificultades y sus padecimientos, económicos, claro está, pero también morales. En la película, los personajes no hablan a una sola voz. Pero todos tienen en común el estar desesperados: se sienten solos, humillados, tienen la sensación de no ser observados ni escuchados. Esa realidademocional es la que yo quería devolver...
Caída del precio de la carne, leche que se vende sin cubrir costes, material agrícola incautado por la Administración, manifestaciones y cortes de carreteras sin éxito...
su situación se palpa físicamente. «Ya estamos en pelotas, dice Balbuzard, respondiendo a la exigencia del fotógrafo, ¿ y encima quiere usted que nos desnudemos ?» En efecto, ¿ por qué este deseo de desnudarlos ?
Lo que resulta extraño es que, en el campo, la desnudez no existe. Es como si los campesinos nunca estuvieran desnudos. El cuerpo permanece siempre escondido. En cierto momento de la película, Balbuzard afirma que, «incluso en verano, un normando conserva su jersey», y es cierto, rara vez vemos a los campesinos sin las botas y el pantalón puestos. En Mêle sur Sarthe, el ayuntamiento ha acondicionado un lago artificial, ¡y los granjeros nunca van allí a bañarse! Mientras que, en la ciudad, el cuerpo se explora por debajo de todas las costuras, se erotiza y se banaliza a través de la publicidad, en el campo sigue siendo un tabú. Ello no quiere decir que los habitantes del campo sean mojigatos o puritanos; pero su cuerpo siempre será un bastión.
Podría pensarse que, viviendo en comunión con la naturaleza, esa barrera no existe.
Porque la desnudez no es algo «natural». La desnudez es un concepto profundamente cultural. Una parisina no tiene ningún problema en quitarse la ropa porque, en la ciudad, la desnudez lo ha invadido todo: los espacios publicitarios, claro está, pero también el teatro, las escenas de danza e incluso la ópera. En el campo, por el contrario, ya es otra historia. Los granjeros tendrán que recorrer un largo camino para desembarazarse de la vergüenza y los secretos que les constriñen. En la película, hay un personaje que no para de decir que no tiene nada que ocultar y, casualmente, resulta ser él el que ha guardado tras de sí un secreto que le ahoga y del que tendrá que liberarse. Al final, cuando todos aceptan posar para la foto, habrán hallado una suerte de inocencia original, un impulso vital y gozoso.
El alcalde del pueblo, interpretado por François Cluzet, insta a sus ciudadanos a someterse a la petición del fotógrafo por una cuestión de activismo. Para él, esta foto es un modo de atraer la atención de los medios...
Y tiene razón. Desde hace varias décadas, la desnudez se ha convertido en un arma. Comenzó con el movimiento de los streakers, aquellos hombres que aparecían desnudos en los campos de fútbol durante los años 70 para exponer sus reivindicaciones. Los activistas contra la guerra de Vietnam siguieron su ejemplo y, más recientemente, lo han hecho las Femen, a las que se menciona en la película.
Eso dota a la película de un carácter eminentemente político...
Es la historia de una comunidad que se une a causa de un acontecimiento externo imprevisto. «Normandía al desnudo» es una oda a lo colectivo. Al mostrarse juntos desnudos, la gente del pueblo triunfa allí donde habían fracasado hasta el momento: por fin son libres y solidarios. Lo que resulta asombroso es que fueron los verdaderos granjeros, la gente real del pueblo, los que vinieron a posar. ¡Todos ellos vencieron sus reparos! A fin de cuentas, el efecto multitud oculta la desnudez. ¡No se ve nada, con todos esos cuerpos juntos! Lo íntimo desaparece en beneficio de una imagen increíblemente primitiva.
Hay una forma distinta de desnudez cuando la joven Charlotte posa para Vincent.
Es la clásica situación del pintor y su modelo. No se termina de explorar lo que se juega en esta situación, lo que tiene de abandono, lo que tiene de control. He redescubierto el tema de mi primera película, «Les Deux Fragonard». Aquí, el viejo estudio del pueblo se convierte en el involuntario marco de un juego de pose, cuando la joven sorprende a Vincent desnudándose.
La comunidad que usted describe está anclada en la perennidad. El progreso ha pasadopor allí pero perduran las tradiciones... Un viejo campesino se pone a cantar «Ils ne saventplus la saveur de l’eau»1, una banda de música acompaña la boda...
Este campesino que usted menciona es un antiguo ingeniero agrónomo, muy implicado en el desarrollo de la agricultura biológica y que ayuda a la reconversión de los campesinos tradicionales. En cierto modo, es como un cura que va de granja en granja predicando la buena nueva. Por lo que respecta a la banda de música, se trata de la banda real del pueblo, de composición heterogénea, viejos y jóvenes, de todas las edades. ¡Daba la impresión de estar en casa de Milos Forman! En el campo, en nuestros días, coexiste el pasado con el presente: no hay sitio para la nostalgia.
Hay una escena en la que Vincent ( Arthur Dupont ), el hijo del fotógrafo del pueblo, descubre las fotos que dejó su padre.
«Normandía al desnudo» es también la historia de una imagen. Siempre me ha fascinado cuál sería el destino de aquellos fotógrafos de pueblo, esos artesanos enigmáticos que fotografiaban las reuniones de agricultores, las bodas, las comuniones – todas aquellas fotos un poco kitsch con las que nos criamos. Y pensar que en cada calle principal podía verse el cartel amarillo de KODAK y que en unos pocos años toda esa cultura hadesaparecido...
Usted vincula la llegada de los americanos con el desembarco de los Aliados en 1944.
Es una asociación inevitable. La batalla de Normandía fue la que decidió la resolución del conflicto tras el desembarco en las playas normandas. Basta visitar el cementerio de Colville sur Mer para hacerse una idea de la magnitud de la intervención americana. A finales de junio de 1944, los Aliados bombardearon la estación de Mêle sur Sarthe, donde se hallaban estacionados dos convoyes de munición alemana llenos hasta reventar, y destruyeron la mitad del pueblo. ¡Los liberadores fueron también destructores!
Finalmente, los agricultores no acuden a su cita en el campo...
Todos ellos hallan el modo de tener otra cosa que hacer ese día. El alcalde, por su parte, se siente traicionado, los suyos le han abandonado...
Esta deserción da lugar a una escena en la que François Cluzet amenaza con ahorcarse. Resulta graciosa pero también bastante violenta.
Por desgracia, las estadísticas están ahí: cada año, trescientos granjeros se quitan la vida en sus granjas, la mayoría de las veces ahorcándose. A dos pasos de la casa de mis abuelos había una granja llamada «El lobo ahorcado». El granjero acabó ahorcándose de verdad y hubo que rebautizar el lugar. No pude resistirme a incluir este elemento en la película.
François Cluzet está excepcional en el papel del alcalde. ¿ Pensó en él al instante para ese papel ?
Desde el primer momento, fue algo evidente. Me gusta de él esa mezcla de encanto e intensidad, el modo en que aúna un sentimiento de cólera con un lado infantil. ¡Tiene una mirada desconfiada que da miedo y cada vez que sonríe se le pone cara de adolescente! Por lo general, los personajes que interpreta François Cluzet esconden alguna cosa, como puede ser su condición de estafador en «Crónica de una mentira», de Xavier Giannoli, o incluso el cáncer que le está destruyendo en «Un doctor en la campiña», de Thomas Lilti.
Aquí, por el contrario, se muestra íntegro, honesto, generoso, es claramente un personaje positivo. Es un tipo que sólo vive para su pueblo – su mujer le ha dejado, no tiene pareja, es un poco monje en eso. En el fondo, es como un padre con sus ciudadanos, un padre con hijos turbulentos... Les echa la bronca, pero también les tiene cariño. Su tarea es la dirección escenográfica: es él quien trata de que las cosas salgan bien. Quise que fuera él quien dijera aquella frase del Génesis que, en un principio, iba a decirla un cura: «El primer día, Adán y Eva estaban desnudos y no sentían vergüenza».
¿ Qué tal ha sido trabajar con él ?
François es un asceta del guión. Lee incansablemente el texto, vuelve a lo que ya ha leído,hace preguntas ... Además, sabía que iba a tener que interpretar junto con actores noprofesionales, dado que los papeles menores están asignados a gente del pueblo que jamás había visto una cámara. Hace falta mucha generosidad para ponerse al compás de actores improvisados. Y además interpreta ante todo la verdad de las situaciones: no trata de ser divertido, es sincero todo el tiempo.
El tándem formado por Philippe Rebbot y Patrick d’Assumçao, los dos granjeros que sepelean por el Champ Chollet, es también irresistible...
¡Son un poco Don Quijote y Sancho Panza! Su rivalidad me divierte y me conmueve. Philippe Rebbot tiene algo sumamente caballeresco en su silueta y en su actitud, unamirada y una ternura realmente desgarradoras... y el maravilloso Patrick d’Assumçao, suenemigo, está atrapado en la ley del silencio por esa herencia del secreto de familia que está obligado a aceptar. Ambos tienen poco espacio para hablarse y, no obstante, comparten un montón de experiencias.
Háblenos del personaje que interpreta François-Xavier Demaison.
Es un parisino que ha decidido mudarse al campo y que quiere regresar a los valores de verdad – vivir en paz, lejos de la contaminación, comer alimentos ecológicos... Meidentifico mucho con él. Asimismo, me hacía gracia que, aun habiendo sido plenamente consciente al tomar esta decisión, algo en él se resiste y se rebela. Su cuerpo protesta,tiene alergias, todo se le trastorna...
Es un personaje que podría haber caído en lo caricaturesco, cosa que nunca llega a ocurrir.
François-Xavier es un actor que destila inteligencia, una persona realmente tierna sin una gota de cinismo, con un lado muy infantil. Lo cual es un poco la característica común de todos los personajes de esta película. Solamente Chloé, la hija de François-Xavier Demaison, tiene un discurso verdaderamente adulto. ¡Y además quiere ser psicoanalista! Está muy enfadada porque sus padres han decidido ir a vivir al campo sin preguntarle su opinión. ¡Su indignación llega incluso hasta el punto de soñar con una Normandía azotada por el calentamiento global, convertida en un desolado desierto, un auténtico Sahel!
Le ha dado usted el papel de narradora...
Desde siempre he soñado con introducir una voz en off en una de mis películas y nunca lo había logrado. Aquí, el relato de Chloé establece un punto de vista algo desplazado, describiendo el pueblo como un decorado de cuento. Su reticencia a vivir en el campo introduce cierta ironía aun cuando, emocionalmente, empaticemos con los granjeros y compartamos su lucha y sus dudas.
¿ Cómo diseñó el personaje del fotógrafo ?
Sobre todo, no quería hacer escarnio de su trabajo; Newman es un artista que persigue una obsesión. Lleva consigo esa imagen de la multitud en el campo y vemos cómo la construye con esa idea de las estacas alineadas. Tiene una visión cuasi abstracta de aquellos cuerpos desnudos y la plasma sobre lo real. Toby Jones aporta un magnífico mundo interior a este fotógrafo, y también un lado lúdico. En contraste con él, Bradley, antiguo fotógrafo de guerra, es claramente el contraplano absoluto de Newman.
La gente del campo tiene la fama de no abrirse a otros con facilidad. ¿ Ha sido difícil crear lazos con ellos durante su investigación y, más tarde, sobre el escenario ?
Aun siendo parisino, en cierto modo soy un hijo del campo. Me casé en la iglesia de Mêle sur Sarthe, mi familia tiene un panteón en el cementerio, mi abuelo ha estado siemprededicado a la vida del pueblo, mi padre era ayudante del alcalde... yo me sentía a su ladoen pie de igualdad. Pese a ello, nada hacía pensar que el cruce entre el mundo de los ganaderos y el mundo del cine se saldaría con éxito. Ocurrió un pequeño milagro, el equipo de producción abrió un restaurante, contrató a una cocinera, por la tarde cenábamos en el lugar de rodaje, y los habitantes del pueblo estaban siempre invitados,el farmacéutico, el mecánico...
Y al final convenció usted a todo el mundo de desnudarse en el Champ Chollet... Cabe pensar que las negociaciones no fueron siempre fáciles...
Aquello no se hizo en un día. Su resistencia a quitarse la ropa se convirtió ciertamente en el tema mismo de la película. La paradoja está en que la sociedad, aparentemente, deja ver supuestamente todo, en principio no hay tabúes. Y, sin embargo, en cuanto se trata del pudor y de lo íntimo, nos encontramos con situaciones arquetípicas que no encajan en los tiempos que corren. La gente del pueblo comprendió que podría expresar alguna de sus circunstancias participando juntos en esa foto. Algunos acudieron «por solidaridad con la causa», otros no veían problema alguno en hacerlo – «Si todo el mundo va, yo también voy». No me fui a París a reclutar modelos y eso se ve en el resultado, soncuerpos que distan de ser de maniquí...
¿ En ocasiones llegó a pedirles que improvisaran ?
Ocurrió en la escena del corte de la nacional, en la que, aparte de Grégory Gadebois que interpreta al carnicero, sólo hay granjeros reales. Me acordaba de lo que me habían dicho durante nuestras entrevistas y les pedí que lo repitieran en tres o cuatro frases. Aquéllas eran sus propias palabras.
Lo que resulta extraño es que, en el campo, la desnudez no existe. Es como si los campesinos nunca estuvieran desnudos. El cuerpo permanece siempre escondido. En cierto momento de la película, Balbuzard afirma que, «incluso en verano, un normando conserva su jersey», y es cierto, rara vez vemos a los campesinos sin las botas y el pantalón puestos. En Mêle sur Sarthe, el ayuntamiento ha acondicionado un lago artificial, ¡y los granjeros nunca van allí a bañarse! Mientras que, en la ciudad, el cuerpo se explora por debajo de todas las costuras, se erotiza y se banaliza a través de la publicidad, en el campo sigue siendo un tabú. Ello no quiere decir que los habitantes del campo sean mojigatos o puritanos; pero su cuerpo siempre será un bastión.
Podría pensarse que, viviendo en comunión con la naturaleza, esa barrera no existe.
Porque la desnudez no es algo «natural». La desnudez es un concepto profundamente cultural. Una parisina no tiene ningún problema en quitarse la ropa porque, en la ciudad, la desnudez lo ha invadido todo: los espacios publicitarios, claro está, pero también el teatro, las escenas de danza e incluso la ópera. En el campo, por el contrario, ya es otra historia. Los granjeros tendrán que recorrer un largo camino para desembarazarse de la vergüenza y los secretos que les constriñen. En la película, hay un personaje que no para de decir que no tiene nada que ocultar y, casualmente, resulta ser él el que ha guardado tras de sí un secreto que le ahoga y del que tendrá que liberarse. Al final, cuando todos aceptan posar para la foto, habrán hallado una suerte de inocencia original, un impulso vital y gozoso.
El alcalde del pueblo, interpretado por François Cluzet, insta a sus ciudadanos a someterse a la petición del fotógrafo por una cuestión de activismo. Para él, esta foto es un modo de atraer la atención de los medios...
Y tiene razón. Desde hace varias décadas, la desnudez se ha convertido en un arma. Comenzó con el movimiento de los streakers, aquellos hombres que aparecían desnudos en los campos de fútbol durante los años 70 para exponer sus reivindicaciones. Los activistas contra la guerra de Vietnam siguieron su ejemplo y, más recientemente, lo han hecho las Femen, a las que se menciona en la película.
Eso dota a la película de un carácter eminentemente político...
Es la historia de una comunidad que se une a causa de un acontecimiento externo imprevisto. «Normandía al desnudo» es una oda a lo colectivo. Al mostrarse juntos desnudos, la gente del pueblo triunfa allí donde habían fracasado hasta el momento: por fin son libres y solidarios. Lo que resulta asombroso es que fueron los verdaderos granjeros, la gente real del pueblo, los que vinieron a posar. ¡Todos ellos vencieron sus reparos! A fin de cuentas, el efecto multitud oculta la desnudez. ¡No se ve nada, con todos esos cuerpos juntos! Lo íntimo desaparece en beneficio de una imagen increíblemente primitiva.
Hay una forma distinta de desnudez cuando la joven Charlotte posa para Vincent.
Es la clásica situación del pintor y su modelo. No se termina de explorar lo que se juega en esta situación, lo que tiene de abandono, lo que tiene de control. He redescubierto el tema de mi primera película, «Les Deux Fragonard». Aquí, el viejo estudio del pueblo se convierte en el involuntario marco de un juego de pose, cuando la joven sorprende a Vincent desnudándose.
La comunidad que usted describe está anclada en la perennidad. El progreso ha pasadopor allí pero perduran las tradiciones... Un viejo campesino se pone a cantar «Ils ne saventplus la saveur de l’eau»1, una banda de música acompaña la boda...
Este campesino que usted menciona es un antiguo ingeniero agrónomo, muy implicado en el desarrollo de la agricultura biológica y que ayuda a la reconversión de los campesinos tradicionales. En cierto modo, es como un cura que va de granja en granja predicando la buena nueva. Por lo que respecta a la banda de música, se trata de la banda real del pueblo, de composición heterogénea, viejos y jóvenes, de todas las edades. ¡Daba la impresión de estar en casa de Milos Forman! En el campo, en nuestros días, coexiste el pasado con el presente: no hay sitio para la nostalgia.
Hay una escena en la que Vincent ( Arthur Dupont ), el hijo del fotógrafo del pueblo, descubre las fotos que dejó su padre.
«Normandía al desnudo» es también la historia de una imagen. Siempre me ha fascinado cuál sería el destino de aquellos fotógrafos de pueblo, esos artesanos enigmáticos que fotografiaban las reuniones de agricultores, las bodas, las comuniones – todas aquellas fotos un poco kitsch con las que nos criamos. Y pensar que en cada calle principal podía verse el cartel amarillo de KODAK y que en unos pocos años toda esa cultura hadesaparecido...
Usted vincula la llegada de los americanos con el desembarco de los Aliados en 1944.
Es una asociación inevitable. La batalla de Normandía fue la que decidió la resolución del conflicto tras el desembarco en las playas normandas. Basta visitar el cementerio de Colville sur Mer para hacerse una idea de la magnitud de la intervención americana. A finales de junio de 1944, los Aliados bombardearon la estación de Mêle sur Sarthe, donde se hallaban estacionados dos convoyes de munición alemana llenos hasta reventar, y destruyeron la mitad del pueblo. ¡Los liberadores fueron también destructores!
Finalmente, los agricultores no acuden a su cita en el campo...
Todos ellos hallan el modo de tener otra cosa que hacer ese día. El alcalde, por su parte, se siente traicionado, los suyos le han abandonado...
Esta deserción da lugar a una escena en la que François Cluzet amenaza con ahorcarse. Resulta graciosa pero también bastante violenta.
Por desgracia, las estadísticas están ahí: cada año, trescientos granjeros se quitan la vida en sus granjas, la mayoría de las veces ahorcándose. A dos pasos de la casa de mis abuelos había una granja llamada «El lobo ahorcado». El granjero acabó ahorcándose de verdad y hubo que rebautizar el lugar. No pude resistirme a incluir este elemento en la película.
François Cluzet está excepcional en el papel del alcalde. ¿ Pensó en él al instante para ese papel ?
Desde el primer momento, fue algo evidente. Me gusta de él esa mezcla de encanto e intensidad, el modo en que aúna un sentimiento de cólera con un lado infantil. ¡Tiene una mirada desconfiada que da miedo y cada vez que sonríe se le pone cara de adolescente! Por lo general, los personajes que interpreta François Cluzet esconden alguna cosa, como puede ser su condición de estafador en «Crónica de una mentira», de Xavier Giannoli, o incluso el cáncer que le está destruyendo en «Un doctor en la campiña», de Thomas Lilti.
Aquí, por el contrario, se muestra íntegro, honesto, generoso, es claramente un personaje positivo. Es un tipo que sólo vive para su pueblo – su mujer le ha dejado, no tiene pareja, es un poco monje en eso. En el fondo, es como un padre con sus ciudadanos, un padre con hijos turbulentos... Les echa la bronca, pero también les tiene cariño. Su tarea es la dirección escenográfica: es él quien trata de que las cosas salgan bien. Quise que fuera él quien dijera aquella frase del Génesis que, en un principio, iba a decirla un cura: «El primer día, Adán y Eva estaban desnudos y no sentían vergüenza».
¿ Qué tal ha sido trabajar con él ?
François es un asceta del guión. Lee incansablemente el texto, vuelve a lo que ya ha leído,hace preguntas ... Además, sabía que iba a tener que interpretar junto con actores noprofesionales, dado que los papeles menores están asignados a gente del pueblo que jamás había visto una cámara. Hace falta mucha generosidad para ponerse al compás de actores improvisados. Y además interpreta ante todo la verdad de las situaciones: no trata de ser divertido, es sincero todo el tiempo.
El tándem formado por Philippe Rebbot y Patrick d’Assumçao, los dos granjeros que sepelean por el Champ Chollet, es también irresistible...
¡Son un poco Don Quijote y Sancho Panza! Su rivalidad me divierte y me conmueve. Philippe Rebbot tiene algo sumamente caballeresco en su silueta y en su actitud, unamirada y una ternura realmente desgarradoras... y el maravilloso Patrick d’Assumçao, suenemigo, está atrapado en la ley del silencio por esa herencia del secreto de familia que está obligado a aceptar. Ambos tienen poco espacio para hablarse y, no obstante, comparten un montón de experiencias.
Háblenos del personaje que interpreta François-Xavier Demaison.
Es un parisino que ha decidido mudarse al campo y que quiere regresar a los valores de verdad – vivir en paz, lejos de la contaminación, comer alimentos ecológicos... Meidentifico mucho con él. Asimismo, me hacía gracia que, aun habiendo sido plenamente consciente al tomar esta decisión, algo en él se resiste y se rebela. Su cuerpo protesta,tiene alergias, todo se le trastorna...
Es un personaje que podría haber caído en lo caricaturesco, cosa que nunca llega a ocurrir.
François-Xavier es un actor que destila inteligencia, una persona realmente tierna sin una gota de cinismo, con un lado muy infantil. Lo cual es un poco la característica común de todos los personajes de esta película. Solamente Chloé, la hija de François-Xavier Demaison, tiene un discurso verdaderamente adulto. ¡Y además quiere ser psicoanalista! Está muy enfadada porque sus padres han decidido ir a vivir al campo sin preguntarle su opinión. ¡Su indignación llega incluso hasta el punto de soñar con una Normandía azotada por el calentamiento global, convertida en un desolado desierto, un auténtico Sahel!
Le ha dado usted el papel de narradora...
Desde siempre he soñado con introducir una voz en off en una de mis películas y nunca lo había logrado. Aquí, el relato de Chloé establece un punto de vista algo desplazado, describiendo el pueblo como un decorado de cuento. Su reticencia a vivir en el campo introduce cierta ironía aun cuando, emocionalmente, empaticemos con los granjeros y compartamos su lucha y sus dudas.
¿ Cómo diseñó el personaje del fotógrafo ?
Sobre todo, no quería hacer escarnio de su trabajo; Newman es un artista que persigue una obsesión. Lleva consigo esa imagen de la multitud en el campo y vemos cómo la construye con esa idea de las estacas alineadas. Tiene una visión cuasi abstracta de aquellos cuerpos desnudos y la plasma sobre lo real. Toby Jones aporta un magnífico mundo interior a este fotógrafo, y también un lado lúdico. En contraste con él, Bradley, antiguo fotógrafo de guerra, es claramente el contraplano absoluto de Newman.
La gente del campo tiene la fama de no abrirse a otros con facilidad. ¿ Ha sido difícil crear lazos con ellos durante su investigación y, más tarde, sobre el escenario ?
Aun siendo parisino, en cierto modo soy un hijo del campo. Me casé en la iglesia de Mêle sur Sarthe, mi familia tiene un panteón en el cementerio, mi abuelo ha estado siemprededicado a la vida del pueblo, mi padre era ayudante del alcalde... yo me sentía a su ladoen pie de igualdad. Pese a ello, nada hacía pensar que el cruce entre el mundo de los ganaderos y el mundo del cine se saldaría con éxito. Ocurrió un pequeño milagro, el equipo de producción abrió un restaurante, contrató a una cocinera, por la tarde cenábamos en el lugar de rodaje, y los habitantes del pueblo estaban siempre invitados,el farmacéutico, el mecánico...
Y al final convenció usted a todo el mundo de desnudarse en el Champ Chollet... Cabe pensar que las negociaciones no fueron siempre fáciles...
Aquello no se hizo en un día. Su resistencia a quitarse la ropa se convirtió ciertamente en el tema mismo de la película. La paradoja está en que la sociedad, aparentemente, deja ver supuestamente todo, en principio no hay tabúes. Y, sin embargo, en cuanto se trata del pudor y de lo íntimo, nos encontramos con situaciones arquetípicas que no encajan en los tiempos que corren. La gente del pueblo comprendió que podría expresar alguna de sus circunstancias participando juntos en esa foto. Algunos acudieron «por solidaridad con la causa», otros no veían problema alguno en hacerlo – «Si todo el mundo va, yo también voy». No me fui a París a reclutar modelos y eso se ve en el resultado, soncuerpos que distan de ser de maniquí...
¿ En ocasiones llegó a pedirles que improvisaran ?
Ocurrió en la escena del corte de la nacional, en la que, aparte de Grégory Gadebois que interpreta al carnicero, sólo hay granjeros reales. Me acordaba de lo que me habían dicho durante nuestras entrevistas y les pedí que lo repitieran en tres o cuatro frases. Aquéllas eran sus propias palabras.
Con un equipo tan variopinto, la dirección ha de adaptarse necesariamente.
Filmar con principiantes supone muchas cosas: utilizamos dos cámaras, para poder multiplicar los planos. Renuncié al combo de vídeo para poder estar bien cerca de los actores y poder responder a tiempo. Traté de evitar hacer demasiadas tomas para no cansarlos...
Háblenos de la magnífica iluminación.
Ésta es mi quinta película con Jean-Claude Larrieu, el director de fotografía. Me encanta cómo se mueve por los escenarios, la manera que tiene de interesarse por los personajes, de hacer preguntas, de percibir el modo de vida. Antes de pensar en su imagen, se impregna de la cara real de la gente. Proviene del suroeste profundo, y podría haber sido uno de los héroes de la película. Queríamos que la película resultara luminosa, que la luz resaltara el campo, que lo celebrara, y tuvimos mucha suerte con la meteorología teniendo en cuenta que rodamos en marzo y abril. El sol brillaba, la colza crecía, los manzanos estaban en flor, la naturaleza brotaba con fuerza.
Finalmente, fue un reportaje dedicado al riesgo de cáncer provocado por la carne roja lo que llevó a los granjeros a reaccionar y posar para aquella famosa foto.
Yo no me inventé nada, ese informe existe. Fue publicado el año pasado por investigadores de la OMS. Ése es el detonante que desencadena la adhesión de los ganaderos al proyecto de la foto. De todas formas, la actualidad hace su aparición en la película por todos lados, incluida la posición de Chloé, que se enfrenta a los granjeros y piensa que el carnicero es un asesino.
¿ Cuándo se filmó esa famosa sesión fotográfica ?
Lo ideal habría sido hacerlo en el último día de rodaje. Pero tenía demasiado miedo a que cambiaran las condiciones meteorológicas. Por ello la rodamos un miércoles en lugar del viernes previsto e hicimos bien, pues dos días después la temperatura bajó de los quince grados.
¿ Cómo eligió el campo ?
Nos hallábamos exactamente en la misma posición que el personaje de Toby Jones. Visitamos decenas de ellos hasta que encontramos el nuestro, bien expuesto al sol, con aquel grande y maravilloso tilo, un elemento vertical y un elemento horizontal, así como un montículo para que los personajes pudieran desplegarse. ¡Hicimos un cásting de campos!
¿ Cómo resolvió esa escena ?
No me gustaba la idea, a la hora de rodar esta escena, de filmar a los modelos frontalmente. De ahí la idea del helicóptero del socio de Demaison que viene a buscarle al final de la película. Quería utilizar ese punto de vista en altura para reducir la frontalidad de la desnudez. Le pedí a un guionista gráfico que hiciera unos diseños para mostrárselos a los actores y que estuvieran tranquilos. Todos teníamos miedo escénico, pero al final todos se lanzaron con un espíritu liberador, como niños saltando desde el gran trampolín.
¿ Qué sintió usted en el momento de esa foto ?
Alegría. Había una especie de inocencia primitiva al ver todos aquellos cuerpos corriendo por el verdor de la hierba, como una visión de un paraíso perdido. Era como Adán y Eva, un mundo anterior al pecado. Nadie observaba a nadie, no había nada de voyerismo. Lo llevamos a cabo sin necesidad de repetir tomas, y fue rodando esta escena como nos dimos cuenta de lo simple que era todo. Aquel día hacía muy bueno, todo el mundo se sentía bien. La música de Bruno Coulais amplifica esta alegría, compuso una detallada y colorida partitura. Es la primera vez que trabajo con él y debo decir que es un auténtico hallazgo.
«Normandía al desnudo» juega constantemente al desajuste, el contraste de tonos...
Me gusta mezclar registros; pasar de la comedia al drama y viceversa. En esta película, la emoción ha sido lo que me ha guiado en todo momento. Una de mis películas preferidas es «El hombre tranquilo», de John Ford, que no es realmente una comedia pero que juega con la ternura que se deprende de esa comunidad. Otra referencia inconsciente sería «El pan y el perdón», de Pagnol: la volví a ver el año pasado en el Festival Lumière en una magnífica copia restaurada. ¡Y me di cuenta de que mi película contaba casi lo mismo! Los esfuerzos de una comunidad para unirse pese a las divisiones entre ellos: el maestro se pelea con el cura, el cura discute con el marqués, pero todo este pequeño mundo hará causa común para salvar al panadero. En cierto modo, «Normandía al desnudo» explora ese mismo hilo, esa necesidad primitiva de estar juntos superando nuestras pequeñas diferencias...
( Fuente del texto de la entrevista: Dossier de Prensa-Vértice Cine )
Alegría. Había una especie de inocencia primitiva al ver todos aquellos cuerpos corriendo por el verdor de la hierba, como una visión de un paraíso perdido. Era como Adán y Eva, un mundo anterior al pecado. Nadie observaba a nadie, no había nada de voyerismo. Lo llevamos a cabo sin necesidad de repetir tomas, y fue rodando esta escena como nos dimos cuenta de lo simple que era todo. Aquel día hacía muy bueno, todo el mundo se sentía bien. La música de Bruno Coulais amplifica esta alegría, compuso una detallada y colorida partitura. Es la primera vez que trabajo con él y debo decir que es un auténtico hallazgo.
«Normandía al desnudo» juega constantemente al desajuste, el contraste de tonos...
Me gusta mezclar registros; pasar de la comedia al drama y viceversa. En esta película, la emoción ha sido lo que me ha guiado en todo momento. Una de mis películas preferidas es «El hombre tranquilo», de John Ford, que no es realmente una comedia pero que juega con la ternura que se deprende de esa comunidad. Otra referencia inconsciente sería «El pan y el perdón», de Pagnol: la volví a ver el año pasado en el Festival Lumière en una magnífica copia restaurada. ¡Y me di cuenta de que mi película contaba casi lo mismo! Los esfuerzos de una comunidad para unirse pese a las divisiones entre ellos: el maestro se pelea con el cura, el cura discute con el marqués, pero todo este pequeño mundo hará causa común para salvar al panadero. En cierto modo, «Normandía al desnudo» explora ese mismo hilo, esa necesidad primitiva de estar juntos superando nuestras pequeñas diferencias...
( Fuente del texto de la entrevista: Dossier de Prensa-Vértice Cine )
( CRÍTICA DE CHRISTOPHER LASO )
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