PRODUCCIÓN: ESPAÑA ( 2013 )
DIRECCIÓN: Alberto Morais
INTÉRPRETES: José Luis de Madariaga, Sergio Caballero, Mikel Sarasa, Omar Krim, Blanca Bautista
GÉNERO: Drama
DISTRIBUIDORA: Barton Films
SINOPSIS:
Miguel hace en nombre de su abuelo un viaje que éste ya no puede hacer. Se trata de devolverle a un viejo camarada una chaqueta militar el día de su funeral. Sale del barrio de Nazaret acompañado por Lola y Guillermo y deambula por la periferia de Valencia, buscando un cementerio como excusa para desaparecer, al menos, por unos días.
( FUENTE: FILMAFFINITY )
CRÍTICA:
Nos encontramos con un claro ejemplo de una película en donde se podían contar muchas cosas, pero no se cuenta casi nada. La podemos englobar dentro de esas pequeñas películas rodadas con poco presupuesto, y unos actores desconocidos, que intenta reflejar el día a día de unos niños que viven en unas familias muy pobres.
En la primera parte conocemos a la familia del protagonista, sabemos lo que hacen, para posteriormente centrase en el viaje de los tres niños para hacer un favor al abuelo de Miguel.
En ese recorrido tan artificial, por mucho que nos intente acercar a la realidad, a una especie de neorrelaismo, en ningún momento lo consiguen, y solamente hay dos momentos en donde te identificas con la situación que están viviendo. Este tipo de cine es de los que más me gusta, pero para ello tiene que hacerse bien y esta película no lo está.
Intenta retratar los barrios más pobres de Valencia, y no lo consigue.
Me pregunto si esas zonas que recorren son tan solitarias, tanto de día como de noche, parece que han dejado las calles desiertas para que los protagonistas paseen por ellas y se pueda grabar la película. A diferencia de esto, las películas que intentan ser tan realistas se sumergen en el interior de las poblaciones para acercarnos más a la realidad.
SPOILERS:
Los niños intentan ir en autobús y no lo consiguen, porque no tienen suficiente dinero. Entonces tienen que hacer su recorrido andando. Ese es uno de los instantes buenos de la película, por ser un momento muy realista.
El otro momento es cuando Miguel va a buscar un lugar para comprar un bocadillo, mientras Lola y Guillermo esperan en un bar con una coca-cola. Una vez que lo ha comprado no sabe volver al pub, y tarda mucho en hacerlo. Cuando localiza el bar ya está cerrado y sus dos compañeros de viaje le esperan en la puerta.
Todo lo sucedido en el cementerio es un poco ridículo, ya que tras su largo camino hasta llegar a él, llegan al nicho y como no pueden abrirlo se dan la vuelta. Cuando ya habían recorrido mucho camino de vuelta Miguel decide volver para dejarlo en el cementerio, pero ni siquiera al lado del lugar donde tenía que hacerlo. en ningún momento ninguno de los niños transmiten nada, y ese es el principal motivo para que una película como esta no produzca ningún tipo de emoción ni empatía con los personajes y lo que están viviendo.
PREMIOS Y NOMINACIONES:
- 1 PREMIO, EN FESTIVAL DE MOSCÚ 2013.
( FUENTE: IMDB )
CRÍTICAS EN MEDIOS ESPECIALIZADOS:
Carlos Losilla en Sensacine 3,5 / 5
Nota IMDb:
Nota Filmaffinity: 5,1 / 10
TRAILER:
El cine español sigue dando sorpresas, pequeñas, medianas, grandes. Esta semana, la sorpresa se titula Los chicos del puerto, tercer largometraje de Alberto Morais. Los que recuerden su anterior película, Las olas, seguramente pensarán mas que en una sorpresa en la confirmación de un director con un universo propio que se construye en torno al silencio y el paisaje. Si Las olas era una road movie de la memoria, Los chicos del puerto se puede definir como una walk movie de la dignidad protagonizada por tres niños que se pierden en una aventura suburbana en una Valencia de ciencia ficción. Kiarostami respira en los personajes empeñados en la búsqueda de algo inaprensible; Bresson asoma en las miradas entre Lola y Miguel; Truffaut se esconde detrás de la pantalla de un cine abandonado. Tres referencias obligadas y que, sin embargo, no son suficientes para describir este film sobre la infancia que forma un díptico imprescindible con Las olas: ancianos, niños. Morais no hace neorrealismo, y mucho menos realismo social. En su cine no hay melodrama, no hay tragedia, no hay casi conflicto. Los adultos que aparecen, pocos y marginales, se comportan como lo que son a ojos de los niños: seres lejanos que no los ven. Lo importante es el itinerario, el recorrido por esa Valencia de extrarradio, fantasmagórica y vacía que Beth Rourich ha retratado de una manera futurista, como si fuera un planeta extraño en el que las líneas curvas de las calles y las líneas rectas de las casas se conjugan para dibujar el paisaje perfecto en el que Miguel, Lola y Guillermo viven su aventura de un día y una noche en busca de un cementerio y una tumba donde hacer una ofrenda al recuerdo.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo en su parecido con el cine de Bresson y sobre todo de Kiarostami, pero en las películas de estos directores pasan cosas y hay sentimeintos. No he visto " Las olas ", pero en " Los chicos del puerto falta esas cosas que sí hay en las películas de Kiarostami. En " Donde está la casa de mi amigo " el niño hace un recorrido, para encontrar a su compañero al que le tiene que entregar su cuaderno. Todo lo que sucede en esa película tiene emoción, van pasando bastantes cosas y en " Los chicos del puerto " no las he encontrado ( ni empatía por los personajes, ni emoción ). Me da rabia porque me gusta el cine español actual, y este tipo de cine tan realista y que intenta contar nos una historia sencilla.
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