LOS CONFLICTOS FAMILIARES EN FIN DE AÑO
DIRECCIÓN: Paula Hernández
FECHA Y LUGAR DE NACIMIENTO DE LA DIRECTORA: 16 de Octubre de 1969, Buenos Aires (Argentina)
INTÉRPRETES: Érica Rivas, Ornella D’Elía, Marilú Marini, Luis Ziembrowski, Daniel Hendler, Valeria Lois, Rafael Federman
GUIONISTA: Paula Hernández
FOTOGRAFÍA: Iván Gerasinchuk
MÚSICA: Pedro Onetto
GÉNERO: Drama
PRODUCCIÓN: Tarea Fina, Oriental Films, INCAA
DURACIÓN: 107 minutos
SINOPSIS:
Un matrimonio en crisis y su hija sonámbula viajan para pasar el fin de año en una casa de campo con toda su numerosa familia, habituada al conflicto. Una vez allí, no tardarán a salir a la luz todo tipo de trapos sucios, recelos, amenazas y peleas. Paula Hernández sitúa su nuevo film en esa especie de subgénero en torno a las reuniones familiares, centrada especialmente en la historia entre madre e hija, siguiendo la senda de la Lucrecia Martel de "La ciénaga".
(Fuente de la sinopsis: D´A Film Festival)
(Fuente del cartel: Festival de San Sebastián)
(Fuentes de las imágenes: IMDb, Filmin, El Antepenúltimo Mohicano, Caligari, Cinergia)
(Fuentes de la información de la película: Filmaffinity, Zinemaldia, D´A Film Festival, IMDb, Wikipedia)
CRÍTICA:
El nuevo trabajo de la directora argentina Paula Hernández es una historia familiar dramática que se desarrolla en una pequeña localidad rural de Argentina durante un fin de año, y que después del prólogo en donde nos ponen de manifiesto el trastorno del sueño que sufre Ana, y que da el título de la película. El proyecto se presentó en Toronto y unos días después en nuestro país en el Festival de cine de San Sebastián, en donde lo pude ver por primera vez, ya que estaba integrada dentro de la sección Horizontes latinos del Zinemaldia 2019.
La película tarda en arrancar y va de menos a más, con una primera mitad en donde se presentan a los diferentes personajes que se reúnen en esa casa propiedad de Memé y su marido fallecido hace unos meses y que, aprovechando la festividad de fin de año en unos días de mucho calor en Argentina, se juntan en ese lugar alejado de la civilización con la que se conecta por una carretera sin asfaltar, y así pueda decidir esa señora mayor qué van a hacer con esa casa, si la ponen en venta o no, con sus hijos Emilio y Sergio.
El nuevo trabajo de la directora argentina Paula Hernández es una historia familiar dramática que se desarrolla en una pequeña localidad rural de Argentina durante un fin de año, y que después del prólogo en donde nos ponen de manifiesto el trastorno del sueño que sufre Ana, y que da el título de la película. El proyecto se presentó en Toronto y unos días después en nuestro país en el Festival de cine de San Sebastián, en donde lo pude ver por primera vez, ya que estaba integrada dentro de la sección Horizontes latinos del Zinemaldia 2019.
La película tarda en arrancar y va de menos a más, con una primera mitad en donde se presentan a los diferentes personajes que se reúnen en esa casa propiedad de Memé y su marido fallecido hace unos meses y que, aprovechando la festividad de fin de año en unos días de mucho calor en Argentina, se juntan en ese lugar alejado de la civilización con la que se conecta por una carretera sin asfaltar, y así pueda decidir esa señora mayor qué van a hacer con esa casa, si la ponen en venta o no, con sus hijos Emilio y Sergio.
Esos hermanos tienen pareja e hijos, y en esa reunión se junta mucha gente, contando niños y adultos, cada uno con ideas diferentes sobre aspectos fundamentales de la convivencia, y salen a relucir los conflictos existentes desde hace muchos años que se agudizan durante esos días en esa casa en el campo. La película es la típica en donde los problemas se van cociendo a fuego lento hasta que llega un momento en el que estallan, y la cineasta argentina sabe mantener el equilibrio entre ir contando las cosas poco a poco sin aburrir y una manera de filmar opresiva situando la cámara bastante cerca de los personajes. Uno de los puntos fuertes del proyecto es que el sonido artificial y la música se emplean bastante bien, en pocos momentos pero de manera acertada, manteniendo el sonido de la naturaleza del entorno durante casi toda la película.
Otro de los aspectos positivos es la dirección de Paula Hernández, que es parte fundamental del éxito de la película, y que sabe dirigir muy bien a los intérpretes, en especial a los más jóvenes que no desentonan, e incluso en los casos de Ornella D'Elía y Rafael Federman en los papeles de Ana y Alejo respectivamente lo hacen bastante bien. Pero si hay interpretación que destaca por encima del resto es la de siempre solvente Érica Rivas, que está magnífica en el papel de Luisa, la yerna de Memé, mujer de Emilio y madre de Ana, que está excelente en el personaje que lleva el peso dramático de la película, demostrando que es una de las mejores actrices argentinas de su generación.
Una película fácil de recomendar, sobre todo al público medio de mediana edad y a los más mayores, por abordar temas interesantes y por no ser compleja a nivel visual.
LO MEJOR: La actuación de Érica Rivas. El desenlace.
LO PEOR: Tarda en arrancar. El desarrollo de la historia es previsible.
CRÍTICAS EN BLOGS ESPECIALIZADOS:
Ricardo Pablo López en Destino Arrakis
Miguel Martín en Nos Hacemos un cine en Orión
NOTA DE LA DIRECTORA:
“Los sonámbulos” no es la pesadilla de la que no podemos despertar sino más bien la pesadilla de un despertar. En esos días de “encierro al aire libre”, Luisa se sumerge en un gran replanteo existencial a partir de varias situaciones familiares que se manifiestan, muy especialmente en relación al crecimiento de su hija Ana, y a lo desconcertante que resulta el inicio de la adolescencia. Crecer, transformarse, encontrar la distancia justa, no tener certezas y perderse en la relación con los hijos. Recorrer el camino del silencio, sobrevivir entre vínculos tóxicos y finalmente reaccionar ante un hecho doloroso e irreversible, pese a que previamente la intuición materna haya dado señales de alerta. “Los sonámbulos” tiene de contexto a la familia pero pivota entre los puntos de vista de Luisa y de Ana, definiendo así un planteo estético: es desde estas dos mujeres inmersas y atravesadas por esta familia -su familia- de sonámbulos (en el sentido más amplio del término) que nos sumergimos en la problemática familiar. “Los sonámbulos” intenta reflexionar sobre esas relaciones plagadas de malos entendidos entre los que dialogan, de intentos de mantener en equilibrio lo que se ve desplomarse, en un sinfín de oscuridades del mundo adulto que impregna la sensibilidad y vitalidad de los más jóvenes. Esta película nace de un interrogante íntimo y profundo sobre los vínculos. En esas aguas densas, en esa patología llamada familia, es por donde navega la película.
(Fuente del texto: Pressbook-Festival de San Sebastián)
TRAILER:
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