UNA DE LOS RETRATOS MÁS CRUDOS Y REALISTAS DEL HOLOCAUSTO
PRODUCCIÓN: Hungría ( 2015 )
DIRECCIÓN: László Nemes
INTÉRPRETES: Géza Röhrig, Levente Molnár, Urs Rechn, Sándor Zsótér, Todd Charmont, Björn Freiberg, Uwe Lauer, Attila Fritz, Kamil Dobrowolski, Christian Harting
GÉNERO: Drama
DISTRIBUIDORA: Avalon Distribución
DURACIÓN: 107 minutos
SINOPSIS:
Auschwitz, 1944. Saul Auslander es un prisionero húngaro que trabaja en uno de los hornos crematorios de Auschwitz. Es obligado a quemar todos los cadáveres de los habitantes de su propio pueblo pero, haciendo uso de su moral, trata de salvar de las llamas el cuerpo de un joven muchacho a quien él cree su hijo y buscar un rabino para poder enterrarlo decentemente. Saúl se aleja de los supervivientes y sus planes de rebelión para salvar los restos de un hijo de quien nunca se ocupó cuando aún estaba vivo.
( FUENTE: AVALON DISTRIBUCIÓN )
( FUENTE CARTEL: AVALON DISTRIBUCIÓN )
CRÍTICA:
Se han rodado muchas películas que abordan el Holocausto y los campos de concentración de Auschwitz. Me atraen las cintas que abordan el asunto y soy defensor de la obra maestra de Steven Spielberg " La lista de Schindler ( 1993 ) ", que ha sido criticada negativamente a la hora de compararla con " El hijo de Saúl ". Te puede impactar la película húngara y reconocer su originalidad y al mismo tiempo disfrutar y sufrir con la cinta de Spielberg. Nos encontramos ante la película del año en el circuito de cine de autor y festivales, desde que impactó a los que la vieron en el festival de Cannes de 2015, en donde se llevó 4 premios. Los críticos asistentes a la localidad francesa destacaron esta película y no entendieron que no ganara la Palma de oro, perdiendo el premio ante la controvertida " Dheepan ( 2015 ) ". Presente en los festivales de San Sebastián y Gijón y estrenada en los cines españoles a principios de 2016, unos días despúes de llevarse el Globo de oro a la mejor película extranjera y ser nominada a los premios Óscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa. Su carrera en los premios de la crítica americana ha sido casi perfecta, al ser la ganadora en más del 80 % de los casos en dicha categoría. Es la ópera prima de László Nemes.
Todos esos reconocimientos son muy merecidos, ya que nos encontramos ante una película diferente, muy realista pese a no ser un documental y que impacta y produce angustia en el espectador desde la primera escena, sin necesidad de grandes diálogos y gracias a su puesta en escena, a la fotografía claustrofóbica cercana a los personajes y a la caracterización del protagonista, un Géza Röhrig presente en todas las escenas. No es una película accesible a todo tipo de público y por eso en nuestro país se está distribuyendo en los circuitos de cine de autor.
La cámara sigue de cerca a Saúl Ausländer ( Géza Röhrig ), un miembro del Sonderkomando ( prisioneros elegidos por las SS para escoltar a los nuevos transportes de prisioneros hasta los edificios de las cámaras de gas ). Con una fotografía cercana al rostro de los personajes y una visión particular de las atrocidades perpetradas por los nazis en esos campos de concentración, en donde vemos al protagonista y a los miembros de su grupo presenciar la muerte de judíos. Tenían que limpiar el suelo, trasladar cadáveres hasta los crematorios y ayudar a los alemanes para salvar sus propias vidas. No es plato de buen gusto realizar esos trabajos y hay bastante unión entre ellos, pero tienen que obedecer las órdenes de las SS para salvar sus vidas.
Durante el seguimiento diario de Saúl surge un asunto que centra su atención y a partir del cual el guión toma un giro inesperado. El proyecto sabe mantener la tensión y dotar de realismo a los recorridos del protagonista, y al mismo tiempo se plantea un cambio de actitud. Hay mucha tensión y las imágenes me recordaron a la de los videojuegos de guerra cuando los personajes tienen que pasar de una estancia a otra. Si la cinta no es redonda es porque hay varias situaciones poco creíbles, ya que retrata a los nazis como malvados pero al mismo tiempo un poco tontos y con grietas en sus sistemas de seguridad. Esos detalles en el guión no impiden catalogar al proyecto como una joya de orfebrería en donde todo está muy bien estudiado, apoyado en una gran fotografía, un acertado montaje y en una recreación de la época que pone los pelos de punta, al mostrarnos la inhumanidad de unas personas que matan a otros seres humanos de manera cruel.
El protagonista está excelente al mostrar el dolor de manera contenida y sin necesidad de exagerar. hay pocos diálogos y muchos momentos de silencio, en donde el sonido de los disparos y gritos hacen que haya una gran tensión y que el espectador se imagine lo que está sucediendo, para un poco más tarde mostrarnos la sangre y los cadáveres. Una historia dramática que debería mostrarse en las escuelas de cine como ejemplo de buen cine de autor.
Recomendable a los aficionados al cine de autor y al gran público que quiera ver una visión diferente de Auschwitz, avisando que es una película con pocos diálogos y diferente a lo que están acostumbrados.
SPOILERS:
La primera escena es la llegada de los prisioneros en tren y el traslado a los crematorios por parte de los miembros del Sonderkomando. En el interior de ese lugar tan aterrador vemos la salida de cuerpos de las cámaras de gas, y poco después la limpieza de la sangre por el protagonista. El momento clave es cuando Saúl observa el cadáver de un niño en el sala de cadáveres y se identifica con ese cuerpo, y su obsesión es poder enterrarle, pensando que podía ser su hijo. El título puede ser un Spoiler, pero además es equívoco porque ese niño no creo que sea hijo de nuestro protagonista, sino que él siente la necesidad de poder enterrarle, pensando que podía ser su hijo y su actitud es entendible y termina siendo una obsesión, locura y enajenación. Su vida diaria ya tiene un aliciente y hará todo lo posible porque ese niño judío no termine convertido en cenizas.
Durante ese recorrido llegamos a la escena más difícil de creer, y es cuando se introduce entre los nazis hasta llegar a un río. Su presencia en ese lugar es para buscar un rabino para que puede enterrarlo decentemente. En un control le descubren y le sueltan al creerle en una historia que se inventa para poder salvar su vida. Esa escena es la más confusa a nivel de guión, pese a mantener mucha tensión. La otra gran escena es la última, cuando varios mienbros del Sonderkomando escapan y se esconden en una cabaña, y entonces se asoma un niño. Saúl sale para salvarle y acompañarle hasta un lugar seguro, pese a arriesgar su vida ante la presencia amenazante de las SS dispuestos a matar a todos los que se opongan a sus objetivos.
LO MEJOR: El realismo desde la primera a la última escena. La fotografía opresiva y de gran belleza.
LO PEOR: No apta para todo tipo de espectadores por su puesta en escena cercana al cine de autor. Una situación mal resuelta en la parte final.
PREMIOS Y NOMINACIONES:
- 31 PREMIOS Y 32 NOMINACIONES, INCLUYENDO 4 PREMIOS EN CANNES 2015, UNA CANDIDATURA AL ÓSCAR Y UN GLOBO DE ORO EN 2016.
( FUENTE: IMDB )
CRÍTICAS EN BLOGS Y MEDIOS ESPECIALIZADOS:
José Antonio Alarcón en Séptimo Escenario 7 / 10
Alfonso Asín en Habla de Cine 9 / 10
Rafael Nieto en Cinema Nostrum 2 / 5
Xavier Vidal en Cinoscar & Rarities 4 / 5
Kosti Baute en Cine Maldito
Attua Alegre en Esencia Cine 9 / 10
Alberto Tovar en Demasiado Cine 9 / 10
Raúl Favelo en McGuffin
Yago Paris en Ad Ohc
Raquel Navarro en Farrucini 4 / 5
Philipp Engel en Fotogramas 5 / 5
Carlos Marañón en Cinemanía 5 / 5
Carlos Losilla en Sensacine 4,5 / 5
Diego Salgado en Guía del Ocio 4 / 5
Carlos Losilla en Caimán Cuadernos de Cine
Cineol 5 / 5
Alberto Sáez en El Antepenúltimo Mohicano 4 / 5
Jesús Martín en Acción Cine 4 / 5
Luis Suñer en Videodromo
David Cabello en Críticas en 8mm 6 / 10
DeCine21 8 / 10
Pedro G. Alberdi en E-Cartelera 6 / 10
Víctor Esquirol en El Séptimo Arte.Net 7,5 / 10
Ricardo Fernández en El Café de Rick 8,5 / 10
Fernando Solla en Cine Divergente
Álvaro Casanova en Cine Maldito
Raquel Navarro en Farrucini 4 / 5
Rafael Calderón en Cineralia 3,7 / 5
Carlos Boyero en El País
Javier Ocaña en El País
Luis Martínez en El Mundo
Carlos Reviriego en El Mundo
Oti Rodríguez Marchante en Abc
Leonardo García en Diario la Jornada
Boyd Van Hoeij en The Hollywood Reporter 4 / 5
Justin Chang en Variety 4,5 / 5
Peter Bradshaw en The Guardian 5 / 5
Tim Robey en The Telegraph 4 / 5
A. O. Scott en The New York Times
Peter Travers en Rolling Stone 3,5 / 4
Ed Gonzalez en Slant Magazine 2 / 4
Eric Kohn en Indiewire 3,5 / 4
Chris Nashawaty en Entertainment Weekly
Kenneth Turan en Los Angeles Times
Gregory Ellwood en HitFix 5 / 5
John Bleasdale en CineVue 5 / 5
Oliver Lyttelton en The Playlist 3 / 4
Mike D´Angelo en The Dissolve
Nick James en Sight & Sound
Zornitsa Staneva en Sound on Sight
Nota IMDb:
Nota Filmaffinity: 7,3 / 10
Días de Cine:
NOTAS DEL DIRECTOR:
Son of Saul es un ambicioso largometraje producido con un
presupuesto modesto que introduce al espectador en lo más profundo de un campo
de concentración. Nuestro objetivo era tomar un camino completamente diferente
al habitual en la realización de dramas históricos, cuya dimensión suele ser
muy amplia y cuya narración se caracteriza por presentar múltiples puntos de
vista. Esta película no narra la historia del Holocausto, simplemente la
historia de un hombre atrapado en una situación espantosa, limitado en el
espacio y en el tiempo. Dos días en la vida de un hombre que se ve obligado a
perder su humanidad y que encuentra la supervivencia moral en el rescate de un
cadáver. A lo largo de la película seguimos los pasos del protagonista, revelamos
únicamente lo que ocurre a su alrededor y creamos un espacio fílmico orgánico,
de reducidas dimensiones más cercanas a la percepción humana. Nuestra
estrategia visual y narrativa se basó en el uso de una fotografía con poca
profundidad de campo, la presencia constante de elementos fuera de plano en la
narración de tomas largas y la limitada información tanto visual como basada en
hechos a la que tanto el protagonista como el espectador tienen acceso. La
película retrata este mundo de forma fiel, pero los sucesos y lugares en los
que aconteció el horror se presentan fragmentados, lo que permite al espectador
dar rienda suelta a su imaginación. El espectador no puede evaluar la totalidad
del infierno que atraviesa el protagonista, solo puede reconstruirlo
parcialmente en su cabeza. Los diálogos multilingües en este babel de
nacionalidades contribuyen transmitiendo el sentimiento orgánico y continuo de
la percepción humana atrapada en medio de toda esta inhumanidad.
En una historia tan oscura como la aquí narrada, creo que también se palpa un gran sentimiento de esperanza: a través de la pérdida total de la integridad, de los valores y de la religión, un hombre comienza a escuchar una débil voz en su interior, que le empuja a realizar una hazaña aparentemente vana e inútil, para terminar encontrando moralidad y un afán de supervivencia en su interior.
( FUENTE: AVALON DISTRIBUCIÓN )
ENTREVISTA AL DIRECTOR POR ANTOINE DE BAECQUE:
¿Cómo se te ocurrió la idea de la película Son of Saul?
Cuando estábamos rodando A londoni férfi ( El hombre de Londres ) en Bastia, la grabación se interrumpió durante una semana y, en una tienda de libros, encontré un libro de testimonios de testigos presenciales, publicado por el Memorial de la Shoa, titulado Des voix sous la cendre ( Voces bajo las cenizas ), también conocido como Los manuscritos de Auschwitz. Se trata de un libro de textos redactados por los antiguos miembros del Sonderkommando que trabajaban en los campos de exterminio, y enterraron los testimonios que habían escrito antes de la rebelión de 1944. Dichos documentos fueron encontrados años más tarde. En ellos se describían las tareas que realizaban diariamente, la forma en que se organizaba el trabajo y las reglas por las que se regía el campo y por las que se exterminaba a los judíos, así como la manera en que estos últimos se organizaban para oponer cierta resistencia.
Eran prisioneros elegidos por las SS para escoltar a los nuevos transportes de prisioneros hasta los edificios de las cámaras de gas, donde los obligaban a desvestirse, los tranquilizaban y los hacían entrar en las cámaras de gas. Después, sacaban y quemaban los cadáveres y limpiaban las cámaras. Todo ello debía llevarse a cabo rápidamente, puesto que la llegada de nuevos convoyes con prisioneros era incesante. Auschwitz-Birkenau funcionaba como una fábrica dedicada a producir y eliminar cadáveres a escala industrial.
En el verano de 1944, el campo de concentración funcionaba sin descanso: los historiadores calculan que varios millares de judíos eran asesinados diariamente. Mientras los miembros del Sonderkommando cumplían con su misión, recibían un trato relativamente preferencial. Se les permitía quedarse con la comida que encontraban en los transportes y tenían cierta libertad de movimiento dentro de los límites de su perímetro. No obstante, la tarea que les fue encomendada era extenuante y, cada tres o cuatro meses, las SS los iban eliminando para asegurarse de que no quedaban testigos del exterminio.
¿Afectó la Shoa a tu familia?
Parte de mi familia fue asesinada en Auschwitz. Era algo de lo que hablábamos todos los días. Cuando era pequeño, tenía la impresión de que «se había hecho el mal». Me lo imaginaba como un agujero negro que se había instalado en nuestro interior; algo se había quebrado, y mi incapacidad de comprender exactamente lo que era me mantenía aislado. Durante muchos años no fui capaz de comprender qué pasaba y eso me mantuvo aislado. Con el paso de los años sentí la necesidad de reconectar con ese episodio específico de la historia de mi familia.
¿Por qué decidiste usar los testimonios de los miembros del Sonderkommando?
Las películas sobre campos de concentración siempre me han parecido frustrantes. Buscan retratar historias de supervivencia y heroísmo, pero, para mí, lo que hacen en realidad es recrear una concepción mítica del pasado. Los testimonios de los miembros del Sonderkommando, por el contrario, son reales, presentes y tangibles.
Sus testimonios describen con precisión, y en riguroso presente, el funcionamiento «normal» de una fábrica de muertes, con su organización, sus reglas, su ritmo de trabajo, sus turnos, sus riesgos y su continua búsqueda de la máxima productividad. De hecho, las SS empleaban la palabra Stück («piezas») para referirse a los cadáveres. Los cadáveres se producían en esas fábricas. Estos testimonios me permitieron verlo todo a través de los ojos de los condenados a trabajar en los campos de exterminio.
La verdad es que eso fue
complicado. No quería convertir a ningún personaje en héroe, no buscaba el
punto de vista de un superviviente y tampoco quería mostrar todo, ni demasiado,
de esta fábrica de muertes. Lo que buscaba era un punto de vista específico,
reducido a la mínima expresión, y contar una historia de la forma más sencilla
y arcaica posible. Elegí el punto de vista de un hombre, SaulAusländer, un
judío húngaro, miembro del Sonderkommando,
y me mantuve firme en mi propósito: muestro lo que él ve, ni más menos. No
obstante, no se trata de una «visión subjetiva», dado que lo vemos a él como
personaje, y tampoco quería limitar la película a un enfoque puramente visual,
eso habría resultado artificial.
Debíamos evitar cualquier ejercicio de estilo, la estética, o virtuosismo. Además, este hombre es el punto de partida de una historia única, obsesiva y primitiva: él cree haber reconocido a su hijo entre las víctimas de la cámara de gas y, a partir de ese momento, se empeña en rescatar su cuerpo de los hornos, encontrar un rabino que le rece el Kadish y enterrarlo. Todo lo que hace está supeditado a esta misión, una misión que aparentemente carece de sentido alguno en el contexto del infierno terrenal que es el campo de exterminio. La película se centra en un punto de vista y en la línea de acción de una persona, lo cual permite al personaje encontrarse con otros puntos de vista y otras líneas de acción. Sin embargo, el campo de concentración se percibe a través del prisma de la vivencia de Saúl. Mi coguionista, Clara Royer, y yo nos documentamos juntos. Leímos testimonios de testigos presenciales, como el de Shlomo Venezia y Filip Müller, o el de Miklós Nyiszli, un médico judío húngaro que trabajaba en los crematorios.
Evidentemente, también vimos el documental de Claude Lanzmann, Shoa, en especial las secuencias del Sonderkommando, entre las que aparecía el testimonio de Abraham Bomba, que aún sigue siendo considerándose una referencia. Por último, contamos con la valiosísima ayuda de historiadores como Gideon Greif, Philippe Mesnard y Zoltán Vági.
¿Hubo
algo que te prohibieras hacer?
No quería tener que mostrar la
cara del horror abiertamente ni recrear la atrocidad entrando en las cámaras de
gas mientras moría gente. La película se limita a seguir los pasos de Saúl. Nos
detenemos frente a la puerta de la cámara de gas y no entramos hasta que ha
terminado el exterminio, para sacar los cuerpos y eliminar las huellas de lo
que sucedía allí dentro y dejarlo todo preparado para la llegada del siguiente
grupo. Las imágenes que no se muestran son las de la muerte, imágenes que no
pueden ser reconstruidas y que no deberían tocarse ni manipularse. Para mí era
muy importante respetar el punto de vista de Saúl: solo muestro lo que él ve y
aquello en lo que él se fija. Saullleva cuatro meses trabajando en el
crematorio. Gracias a su mecanismo de defensa, ya no percibe el horror, por lo
que decidí relegarlo a un segundo plano, dejándolo difuso o fuera de plano.
Saulsolo ve el objetivo de su búsqueda, lo que dota a la película de su
característico ritmo visual.
¿Cómo
se rodó la película?
El cinematógrafo Mátyás Erdély, el diseñador de producción László Rajk, y yo decidimos mucho antes de comenzar a filmar que nos limitaríamos a un dogma: «la película no puede parecer bonita», «la película no puede ser agradable», «no podemos hacer una película de terror», «seguir los pasos de Saulconlleva no ir más allá de lo que él ve, de lo que oye y de lo que presencia», «la cámara es su compañera, se queda con él durante todo este infierno». Además, queríamos usar un procesado fílmico y foto químico tradicional de 35mm en todo el proceso. Esa sería la única forma de mantener cierta inestabilidad en las imágenes y, por tanto, de ser capaces de filmar este mundo de manera orgánica. El reto era conseguir tocar la fibra sensible de la audiencia, algo que que impide el proceso digital.
Todo ello requería el empleo de
una iluminación difusa, industrial y lo más sencilla posible. Asimismo,
debíamos grabar todo con la misma lente, de 40 mm, con una proporción
restringida, en lugar de con Cinemascope,
que ensancha el propio campo de visión. Debíamos permanecer durante toda la
película a la altura de los ojos del personaje y seguir sus pasos.
Sí, es un blanco. Las SS lo usaban para que resultara más fácil disparar a aquellos que intentaban escapar. Para nosotros, era un objetivo visual para la cámara.
¿Te
inspiraste en alguna otra película?
Saul surge de la nada. Mi primer
cortometraje, Con un poco de paciencia,
empieza igual. El público lo ve surgir de la nada y enseguida entiende que él
es el personaje al que seguirán durante toda la película. Hicimos mucho
hincapié en la importancia del lenguaje corporal de los actores. Las normas del
campo de concentración y todo aquello necesario para la supervivencia requerían
movimientos corporales muy específicos: mantener la vista baja en todo momento;
no mirar nunca a los miembros de las SS a los ojos; caminar dando pasos cortos
y regulares, pero rápidos; quitarse el sombrero para saludar y no hablar, salvo
que fuera necesario, en ese caso había que responder con claridad y en alemán.
Naturalmente existen diferentes
puntos de vista dentro de este horror, que van desde el abandono hasta la
resistencia. Y existen también varias formas de resistencia. En la película
somos testigos de un conato de rebelión, que lugar en 1944: el único
levantamiento armado en la historia de Auschwitz.
En lo que respecta a Saúl, él se
rebela de una manera diferente, que podría parecer irrelevante en este
contexto. Mientras lleva a cabo su misión personal, Saulva adoptando
comportamientos dispares: la recuperación del cuerpo del niño le lleva a las
salas de autopsia, donde se encuentra con los doctores y los anatomistas; la
búsqueda de un rabino le lleva a encontrarse con otros grupos del Sonderkommando y convoyes llenos de
judíos que van a morir; su recorrido por el campo de concentración le lleva
finalmente a tomar el mismo camino que los miembros de la resistencia. Saul ve
todo esto de forma fragmentada, y el espectador debe reunir todos los
fragmentos para construirse la imagen global. Nadie tiene todos los elementos
en la mano; todos tienen los fragmentos para formar su propia visión del
conjunto.
Algo que, por supuesto, estaba
terminantemente prohibido por las SS. En Birkenau, la resistencia polaca logró
equipar con una cámara a los miembros del Sonderkommando
para que documentaran la exterminación. A pesar del altísimo riesgo que eso
suponía, lograron sacar una fotografía justo antes de que la puerta de una
cámara de gas se cerrase e inmediatamente después de abrirla: mujeres desnudas
acercándose a la cámara y, posteriormente, sus cadáveres apilados, los cuales
se sacaban fuera y se quemaban allí mismo, en el suelo.
Y las cuatro fotografías que se mostraron durante la exhibición de Mémoire des camps (Memorias de los campos) en 2001, ¿cuatro «imágenes pese a todo»? (Referencia al libro escrito por el historiador de arte y filósofo Georges-Didi Huberman).
Esas cuatro fotografías me
afectaron muchísimo. Dan fe de que el exterminio fue real; prueban que tuvo
lugar y lanzan al aire preguntas esenciales. ¿Qué debería hacerse con una
imagen? ¿Qué puede representar? ¿Qué perspectiva deberíamos adoptar cuando nos
enfrentamos a la muerte y a la barbarie? Introdujimos ese momento en el corazón
de la película, ya que correspondía a un segmento del viaje de Saula través del
campo de concentración, y de pronto, durante un instante, nos ayuda a construir
nuestra percepción del exterminio. Asimismo, a raíz de la representación de la
imagen en sí misma, nos cuestionamos, en ese instante y solo entonces, el
estado de la representación.
El
sonido desempeña un papel importante en esta película.
El diseñador de sonido, Tamás Zányi
― ha trabajado en todas mis películas― y yo decidimos buscar un sonido que
fuera muy simple, puro, pero también complejo y multidimensional. Debíamos
tener en cuenta la particular atmósfera sonora característica de estas fábricas
infernales. La gran variedad de trabajos que allí se realizaban, órdenes a
gritos, chillidos y todos los idiomas entremezclados: el alemán de los SS, las
diferentes lenguas habladas por los prisioneros ―entre ellas, el yiddish― y las
lenguas de víctimas venidas de toda Europa. El sonido puede superponerse a la
imagen y, a veces, incluso ocupar su lugar. Lo compararía con las distintas
capas de sonido, a veces incluso contradictorias. Todo este material de sonido
debía permanecer en bruto. Era muy importante no editarlo ni pulirlo.
¿Quién
es el actor que encarna a Saúl?
Géza Röhrig no es actor, sino un
escritor y poeta húngaro que vive en Nueva York. Lo conocí hace varios años.
Pensé que podría encajar en el papel de Saulporque es alguien que está en
constante movimiento: sus rasgos faciales y su cuerpo cambian continuamente. Es
imposible adivinar qué edad tiene, ya que es a la vez mayor y joven, pero
también guapo y feo, ordinario y extraordinario, profundo e impasible,
perspicaz y corto. Géza se mueve mucho, es una persona muy inquieta, pero
también sabe cómo mantenerse en silencio y quieto.
Tanto su personaje como la película se esfuerzan por presentar el contraste existente entre una ceremonia por la muerte y una fábrica de muertes, sus ritos y maquinaria, los rezos y el ruido. Cuando ya no queda el menor atisbo de esperanza, desde el lugar más profundo de este infierno, la voz interior de Saulle dice: «Debes sobrevivir para llevar a cabo una misión que tiene sentido, un sentido humano, milenario y sagrado; un acto significativo que se encuentra en la base de la comunidad humana y de las religiones: mostrar respeto a los cuerpos de los fallecidos».( FUENTE: AVALON DISTRIBUCIÓN )
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