domingo, 17 de octubre de 2021

QUIÉN LO IMPIDE (2021)


ENTRE LA FICCIÓN Y EL DOCUMENTAL


PAÍS: España (2021)
DIRECCIÓN: Jonás Trueba
AÑO Y LUGAR DE NACIMIENTO DEL DIRECTOR: 1981, Madrid (España)
INTÉRPRETES: Candela Recio, Pablo Hoyos, Silvio Aguilar, Pablo Gavira, Claudia Navarro, Marta Casado, Rony-Michelle Pinzaru, Sancho Javiérez
GUIONISTA: Jonás Trueba
FOTOGRAFÍA: Jonás Trueba
MÚSICA: Rafael Berrio, Alberto González, Andrei Mazga, Pablo Gavira
GÉNERO: documental
PRODUCCIÓN: Los Ilusos Films, Gobierno de España, ICAA
DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Atalante
AGENCIA DE COMUNICACIÓN: Relabel Comuncación
DURACIÓN: 220 minutos
PREMIOS: 3 premios en el Festival de San Sebastián 2021


SINOPSIS:
QUIÉN LO IMPIDE es una llamada a transformar la percepción que tenemos sobre la adolescencia y la juventud; la de aquellos que nacieron a principios del siglo XXI y acaban de hacerse mayores de edad; los que ahora parecen culpables de todo a la vez que ven mermadas sus esperanzas. Entre el documental, la ficción y el puro registro testimonial, los jóvenes adolescentes se muestran tal y como son pero como pocas veces los vemos o nos dejan verlos: aprovechando la cámara de cine para mostrar lo mejor de sí mismos y devolvernos la confianza en el futuro; desde la fragilidad y la emoción, con humor, inteligencia, convicciones e ideas. Porque la juventud que nos habla de amor, amistad, política o educación no está hablando solo de lo suyo, sino de lo que nos importa siempre, a cualquier edad. QUIÉN LO IMPIDE es una película sobre nosotros: sobre lo que fuimos, lo que somos y lo que seguiremos siendo.
(fuente de la sinopsis, del cartel y de las imágenes: Relabel Comunicación)
(fuentes de la información de la película: Filmaffinity, Relabel Comunicación, Zinemaldia, Atalante, IMDb)


CRÍTICA:
El nuevo trabajo de Jonás Trueba, el hijo del director y guionista Fernando Trueba y la productora cinematográfica Cristina Huete, es un largometraje que se mueve entre el documental y la ficción, y que es un trabajo de 5 años con adolescentes estudiantes en un instituto de la Comunidad de Madrid, a los que sigue durante este periodo de tiempo. El largometraje de 220 minutos de duración se presentó en la sección oficial de la pasada edición del Festival de cine de San Sebastián, en donde el reparto de jóvenes recibió la Concha de plata a la mejor interpretación de reparto (merecía algo más, como la Concha de oro, el premio especial del jurado o el de dirección), además de los dos premios de los jurados paralelos de críticos (el Fipresci y el Feroz Zinemaldia).
El proyecto "Quién lo impide" (toma su título de un tema musical de Rafael Berrio, fallecido en 2020, al que dedica la película Jonás Trueba), está compuesto de 4 cortometrajes de cerca de una hora que el director presentó en algunas ciudades españolas en el ámbito del cine de autor, como el espacio Tabakalera de San Sebastián o la Cineteca de Madrid. Estos 4 cortometrajes son el punto de partida de este largometraje dividido en tres capítulos, con un montaje en donde se ha eliminado alguna cosa del original y se han añadido escenas más actuales en la parte final.


El documental tiene un primer capítulo en donde pone su punto de mira en la educación actual en España, y que tiene mucho en común con ese cine documental francés (en muchos momentos me recordó a "Nuestras derrotas (2019)" de Jean-Gabriel Périot) que tanto admira el cineasta madrileño, para posteriormente centrarse en la vida privada de esos alumnos y alumnas, con sus inquietudes e ilusiones, su primer amor, sus momentos de fiesta o las redes sociales, y todo ello se va alternando con situaciones importantes en el interior del instituto.
La propuesta tiene su punto de partida cuando Jonás Trueba está rodando "La reconquista (2016)", otra notable película que formó parte de la sección oficial del Zinemaldia, con la presencia de dos jóvenes intérpretes desconocidos llamados Candela Recio y Pablo Hoyos, a los que planteó la posibilidad de formar parte de un proyecto que tenía en mente de varios años de rodaje, que empezaron cuando tenían 15 años y en las últimas escenas ya tienen 20. Candela Recio, Pablo Hoyos, Silvio Aguilar, Pablo Gavira, Claudia Navarro, Marta Casado, Rony-Michelle Pinzaru y Sancho Javiérez son los grandes protagonistas de este largometraje, y casi todos están estudiando algo relacionado con el séptimo arte, gracias en parte a formar parte de un proyecto como el de Jonás Trueba.


El documental me interesó, y no se me hizo pesado pese a durar casi 4 horas, aunque me costó entrar en la primera parte que es la que tiene más de cine documental, con ideas interesantes, pero en algunos momentos un poco repetitivo sobre el sistema educativo actual en España. El segundo capítulo es magnífico, y es el que tiene más de ficción que de documental, con varias escenas inolvidables como la visita de Silvio a Candela en Cheles, el pueblo extremeño cercano a Portugal, en donde ella está pasando unos días de vacaciones con su familia. Pero también ese triángulo amoroso entre esos dos y Pablo, o el viaje de fin de curso a Andalucía con algunas situaciones divertidas y mucha cultura.
El otro problema, además de que el primer capítulo me resultó un poco cargante en su parte final, es que hay un salto temporal excesivamente grande entre el segundo y el tercer capítulo y te quedas sin saber muchas cosas que quedaron en el aire al finalizar la segunda parte. Esa parte final es lo que se rodó después de los cuatro cortometrajes, a modo de epílogo en donde nos quiere poner en situación de qué están haciendo los protagonistas en la actualidad en pleno confinamiento, y es probable que viendo esos cortometrajes tendremos las respuestas a esos enigmas que el montaje de la película nos ha dejado sin saber.


El largometraje es de un gran nivel en aspectos como la dirección y la fotografía de Jonás Trueba, y en el empleo de la música en los momentos en los que es necesaria sin estar presente durante casi todo el metraje. A todo ello hay que sumar la naturalidad con la que se mueven los jóvenes protagonistas, sin importarles que una cámara les esté filmando o que vayan a formar parte de un proyecto cinematográfico.
Un documental que no es sencillo porque el cine de Jonás no es fácil por los temas que aborda y cómo lo hace, y por su metraje de más de tres horas y media que puede echar para atrás a muchos espectadores, pero estoy seguro que los admiradores de los trabajos anteriores del director español volverán a salir satisfechos de la proyección de su nuevo trabajo.


LO MEJOR: La dirección. No se hace larga, pese a su duración.
LO PEOR: 
Me costó entrar en el primer capítulo, y hay un salto temporal bastante grande entre el segundo y el tercer capítulo.

CRÍTICAS EN BLOGS ESPECIALIZADOS:

Guillermo Navarro en Habladecine

Alejandró Pazó en El Palomitrón


PODCAST:



NOTAS DEL DIRECTOR:
Empezamos a trabajar en Quién lo impide en el otoño de 2016, pero el germen estaba ya antes. A algunos de los jóvenes que aparecen a lo largo de la película los conocimos cuando tenían 13 o 14 años, y son los mismos que ahora se enfrentan a las pruebas más inciertas de acceso a la universidad, los que votaron por primera vez en alguno de los procesos electorales del 2019, y los que ahora miran entre perplejos y desilusionados la realidad que se les presenta después de la crisis pandémica. Sin pretender generalizar, ni decir que se trata del retrato de una generación, sí es cierto que esta película recoge una gran cantidad de testimonios y vivencias acumuladas en cientos de horas de material filmado, gracias a la confianza de un grupo de jóvenes que se han ido haciendo mayores delante de la cámara, y de otros muchos que han ido participando puntualmente y enriqueciendo la película.
Quién lo impide se ha ido transformando a lo largo de estos años y hasta su mismo título se ha resignificado, de forma un tanto irónica, casi cruel. El montaje final abarca un periodo de tiempo de cinco años y tiene un carácter declaradamente fragmentario. Asistimos a todo tipo de encuentros entre jóvenes, los vemos dialogar y debatir, ponerse en cuestión y contradecirse. Es como un tapiz que se dispara en múltiples direcciones. Buscamos que la película crezca de forma intuitiva y a base de asociaciones que pueden ser de carácter cronológico o temático, con pasajes de puro registro documental y otros más cercanos a la ficción. Deseamos que la película no deje de interesar y sorprender en ningún momento, que transmita algo impredecible, libre, abierto, reconociendo también su fragilidad y su carácter híbrido, mezcla de géneros y metodologías de trabajo, incluido el ensayo-error.
Quién lo impide nació con la vocación de registrar el pulso de la vida adolescente, pero en un momento dado me di cuenta de que era mucho más que eso, y que en realidad lo que estábamos haciendo era una película sobre nosotros, sobre todos nosotros. Los jóvenes nos permiten volver a hablar de lo que verdaderamente nos importa de una manera más directa y esencial. Esta película es un intento de crear algo que como cineasta y espectador echaba de menos en nuestro panorama cinematográfico y audiovisual.
Como ya sugirió Georges Perec, se trata de fundar nuestra propia antropología: la que hablará de nosotros en ese futuro desde el que podamos aún contemplarnos; en las palabras que nos decimos y en las que no nos decimos, en nuestra emoción y fragilidad; en nuestras convicciones e ideas, en el amor y la amistad, en el miedo a crecer pero también en la confianza en el futuro.
 (fuente del texto: Dossier de prensa-Relabel Comunicación)


TRÁILER:


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