viernes, 4 de junio de 2021

KAREN (2020)


LA ESCRITORA DANESA EN KENIA


PAÍS: España (2020)
DIRECCIÓN: María Pérez Sanz
AÑO Y LUGAR DE NACIMIENTO DE LA DIRECTORA: 1984, Plasencia (España)
INTÉRPRETES: Christina Rosenvinge, Alito Rodgers, Isabelle Stoffel
GUIONISTAS: María Pérez Sanz, Juan Carlos Egea
FOTOGRAFÍA: Ion De Sosa
MÚSICA: Christina Rosenvinge
GÉNERO: drama
PRODUCCIÓN: Redantfilms, Siete Hachas, Otra Belleza AIE, Junta de Extremadura, TeleMadrid
DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Begin Again Films
DURACIÓN: 65 minutos
PREMIOS: 1 premio en el Festival D´A de Barcelona


SINOPSIS:
Un retrato íntimo de los últimos tiempos en África de la colona danesa Karen Blixen. Y en especial, de la particular relación con su criado somalí Farah Aden. Una extraña amistad en la que diferencias que parecen insalvables se diluyen ante un entendimiento ancestral.
 (fuente de la sinopsis, del cartel y de las imágenes: Begin Again Films)
 (fuentes de la información de la película: Filmaffinity, Begin Again Films, IMDb)


CRÍTICA:
El primer largometraje dirigido por María Pérez Sanz es una película que aborda unos días en la vida de la escritora danesa Karen Blixen (de seudónimo Isak Dinesen) en Kenia, y lo hace siguiendo a la protagonista, interpretada por la cantante y actriz Christina Rosenvinge (conocida por formar parte del dúo Álex&Christina y del grupo Christina y Los Subterráneos), y sobre todo al intentar mostrar sus traumas e inquietudes.
La película se presentó en la sección oficial de la pasada edición del Festival de cine europeo de Sevilla, y en el último mes se ha podido ver en los de Las Palmas de Gran Canaria y el D´A de Barcelona.


La película no cuenta casi nada, y su poco más de una hora se hace eterna, con una puesta en escena artificial, con unas interpretaciones mejorables en esos diálogos impostados y cansinos entre la escritora y su criado Farah. El problema no es que no retrate bien esa época en Kenia (filmada en Extremadura), sino que lo que cuenta y cómo lo hace no ayuda a mantener el interés.
Pese a que la mayoría de escenas se desarrollan en exteriores la puesta en escena es bastante teatral, en cada una de esas conversaciones entre los tres personajes, y lo único salvable son algunos diálogos independientes del conjunto de la trama y un par de fotografías del paisaje que no están mal filmadas.
Una película que puede tener su público, aunque no gustará a los que quieran conocer detalles importantes de la vida de la escritora responsable de "Memorias de África".


LO MEJOR: Alguna fotografía de los paisajes naturales.
LO PEOR: Es aburrida y no consigue mostrar las inquietudes de la protagonista. El reparto.

CRÍTICAS EN BLOGS ESPECIALIZADOS:

Guillermo Navarro en Habladecine

Pedro de Frutos en El Ónfalos

Eduardo Casanova en Destino Arrakis


PODCASTS:

 


DÍAS DE CINE:
NOTAS DE LA DIRECTORA:
Todo empezó como una gran hazaña: Adaptar Memorias de África en el paisaje extremeño y ¡en español! Y sin pizca de épica, ni de historias de amor, ni de safaris o fiestas de alto copete. ¡Avanti! Pero si juegas con Karen Blixen, la escritora danesa de los mil nombres (Tania, Tanne, Isak Dinesen…), te puedes quemar y yo ardí entera. En cuanto la vi aparecer entre las encinas con su salacot, su camisa beige y su rifle supe que habría problemas y vaya si los hubo. Su enigma es inabarcable. Pero no me rindo fácilmente, y aunque ella intentara engañarme mil veces y me perdiera en las páginas de sus libros sin encontrar respuestas; ahí seguía yo escribiendo y reescribiendo el guion junto a mi fiel guionista, mi Farah incansable. Hice mía esa frase que ella repitió muchas veces: “No te soltaré, hasta que me bendigas”.
Tuvimos que alejarnos mucho de Memorias de África y su alargada sombra para empezar a ver algo. Olvidarnos de la adaptación literaria nos liberó. No me interesaba hacer una película historicista, ni narrar los acontecimientos de su vida como granjera en Kenia (entonces África Oriental Británica). Lo que yo buscaba era retratar a esa mujer en un momento muy concreto de su vida, su ruina africana, sin explicar las causas y dejando que el espectador completase la historia a su manera. Sólo así podía centrarme en lo que más me interesaba: detenerme a filmarla en sus rituales cotidianos, sus pequeños quehaceres, sus conversaciones aparentemente intrascendentes… Vivir en su casa, dormir en su cama. Representarla. Y así de un plumazo dejaron de ser necesarios todos los personajes de la novela, todos sus amigos, amores, enemigos… Y sólo quedó en pie el personaje de Farah, el criado musulmán de Karen.
Habíamos encontrado el hilo del que tirar. Un hilo fino y precioso. Había que bucear muy dentro de la historia para encontrarse a solas con esos dos personajes y poner toda la fuerza en los detalles de la interpretación y en el significado simbólico de su relación. Y así, nuestra película se fue convirtiendo en un extraño reverso de la moneda. Un retrato suspendido en el tiempo de Blixen y su criado atravesado por la losa del colonialismo. Karen es Christina Rosenvinge y Farah, Alito Rodgers. Les escogí porque cumplían la máxima bressoniana de ser y no parecer. Se trataba de capturar su misterio y no de buscar una interpretación psicológica del guion. Christina, Alito y el enigma de su relación son la materia de la que está hecha esta película. Ahí están, sentados al borde de un pantano. Vienen de pagar los salarios de los aparceros kikuyu. Listos para ser capturados por la cámara de Super 16mm de Ion de Sosa, el director de fotografía. Estamos en una finca extremeña de mi familia, cerca de Trujillo. Es Julio y hace cuarenta grados a la sombra. Alito se sienta junto a Christina y comienzan a hablar. Blixen nos ha bendecido y su universo se apodera de todo. Como ella diría: “Para el poeta es siempre motivo de asombro descubrir que lo que cuenta es verdadero”.
 (fuente del texto: Dossier de prensa-Begin Again Films)


TRÁILER:


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