jueves, 20 de febrero de 2020

NUESTRAS MADRES (2019)


LA LUCHA PERSONAL POR CONOCER LA VERDAD


PAÍSES: Guatemala-Bélgica-Francia (2019)
DIRECCIÓN: César Díaz
FECHA Y LUGAR DE NACIMIENTO DEL DIRECTOR: 20 de Septiembre de 1978, Ciudad de Guatemala (Guatemala)
INTÉRPRETES: Armando Espitia, Emma Dib, Aurelia Caal, Julio Serrano Echeverría, Victor Moreira
GUIONISTA: César Díaz
FOTOGRAFÍA: Virginie Surdej
MÚSICA: Rémi Boubal
GÉNERO: Drama
PRODUCCIÓN: Need Productions, Perspective Films
DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Alfa Pictures
DURACIÓN: 78 minutos
PREMIOS: 7 premios, incluyendo dos en el Festival de Cannes de 2019



SINOPSIS:
Guatemala, año 2018. El país entero está pendiente del juicio a aquellos soldados quienes dieron inicio a la Guerra Civil, donde las declaraciones de las víctimas se exponen una detrás de otra. Ernesto, un joven antropólogo que trabaja para la Fundación Forense, se dedica a identificar a aquellos que desaparecieron durante el conflicto bélico. Un día, mientras escucha el relato de una anciana, cree que ha encontrado una pista que podría guiarlo hacia su padre, un guerrillero que también desapareció en aquel periodo. Contra los deseos de su madre, se entregará en cuerpo y alma al caso para descubrir la verdad.
 (Fuente de la sinopsis, el cartel y las imágenes: Alfa Pictures)
 (Fuentes de la información de la película: Filmaffinity, IMDb, Alfa Pictures, Sensacine)


CRÍTICA:
El primer largometraje de ficción dirigido por el montador guatemalteco César Díaz es una película que cuenta mucho en poco tiempo, y que sirve para contar una historia atractiva de personajes con un espíritu de crítica contra la dictadura militar que sufrió su país entre 1982 y 1985. El proyecto tuvo su presentación en la Semana de la crítica de la pasada edición del Festival de cine de Cannes, en donde fue premiada por partida doble, incluyendo la Cámara de oro a la mejor ópera prima. En España se presentó en el Zinemaldia 2019, integrada en la sección Horizontes latinos del Festival de San Sebastián, en donde tuve la suerte de verla por primera vez, y fue una de las mejores propuestas que pude disfrutar en la pasada edición del mejor festival de cine español. Además tuvo el honor de ser la seleccionada por Bélgica para representarla de cara a luchar por el premio Óscar 2020 en la categoría de película internacional, teniendo en cuenta el alto nivel de esa cinematografía, y que es una coproducción con parte de participación belga, además de que el director vive desde hace años en ese país europeo.


La película tiene como gran protagonista a Ernesto, un joven antropólogo que vive en la capital de Guatemala, y que trabaja en el Instituto Forense, poniendo todo su empeño y sus esfuerzos en ayudar a las personas a desenterrar a sus familiares que se encuentran en unas fosas comunes después de haber sido asesinados por los militares. Su trabajo da un giro cuando un día aparece en su oficina Nicolasa, una mujer de 62 años que acude para que la ayuden a localizar a los huesos de su marido Mateo, asesinado por los militares en la pequeña localidad en donde ella sigue viviendo. Ernesto no duda en ayudarla, y para ello acude a ese lugar junto a su compañero de trabajo y amigo Juán, en donde se encontrará con alguna sorpresa inesperada. La lucha personal de esta mujer, a la que coges cariño desde su primera aparición, y la insistencia de este joven con ideales de izquierdas y con un trasfondo del pasado familiar que también quiere solucionar, nos regalará una trama central y unas subtramas muy interesantes, que además se cierran de manera perfecta, y que consiguen emocionar sin caer en la sensiblería, ser críticos con ese régimen dictatorial y hacerlo de manera amena para no aburrir a los que buscan enigmas desde el primer momento.


Es una película de la que se pueden sacar muchas conclusiones y es ideal para un debate posterior, y que termina con un plano perfecto. El guion está muy bien trabajado para contar mucho más de una hora, siendo directo y al mismo tiempo minucioso en los temas que aborda, dedicando el tiempo necesario a cada uno de los personajes. 
Hay un gran trabajo en la dirección de César Díaz, y unos buenos trabajos interpretativos del actor mexicano Armando Espitia, que interpreta a Ernesto, y el más secundario de Emma Dib como Cristina, la madre del protagonista. Este último personaje tiene un par de escenas de una gran carga dramática en la parte final. 


Otro aspecto positivo es que se juega muy bien con la música compuesta por Rémi Boubal, que está ausente durante casi todo el relato para dar importancia al sonido de fondo de la naturaleza, pero que es potente en dos o tres momentos con una gran intensidad dramática.
Otro aspecto llamativo es el empleo de un dialecto diferente por parte de las mujeres que viven en esa pequeña localidad montañosa, y la belleza de sus vestidos de una gran variedad cromática
Una película que es fácil de recomendar al público medio que busca historias personales interesantes, y es uno de los casos dentro del cine latino actual en donde se entiende mejor las conversaciones, salvo las escenas en el interior del pub en la capital al que acuden Ernesto y Juán para desconectar después de la jornada laboral, y que por el ruido es normal que no entendamos esa conversación.


LO MEJOR: Contar muchas cosas en poco más de una hora. El guion.
LO PEOR: En algunas ocasiones cuesta entender lo que dicen los personajes (En las escenas en el interior del pub).

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