viernes, 21 de diciembre de 2018

SOBRE RUEDAS (2018)


EL AMOR PUEDE CON TODO


PAÍSES: Francia-Bélgica (2018)
TÍTULO ORIGINAL: Tout le monde debout
DIRECCIÓN: Franck Dubosc
FECHA Y LUGAR DE NACIMIENTO DEL DIRECTOR: 7 de Noviembre de 1963, Le Petit-Quevilly (Francia)
INTÉRPRETES: Franck Dubosc, Alexandra Lamy, Elsa Zylberstein, Gérard Darmon,Caroline Anglade, Laurent Bateau, Claude Brasseur, François-Xavier Demaison
GUIONISTA: Franck Dubosc
FOTOGRAFÍA: Ludovic Colbeau-Justin
MÚSICA: Sylvain Goldberg, Emilien Levistre, Xiaoxi Levistre
GÉNERO: Comedia
PRODUCCIÓN: Gaumont International Television, Umedia
DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: A Contracorriente Films
DURACIÓN: 107 minutos



SINOPSIS:
Un exitoso empresario, ligón y mentiroso compulsivo, simula necesitar silla de ruedas para seducir a una joven. Todo su plan dará un vuelco cuando conoce a la hermana de ésta, que también va en silla de ruedas.
 (Fuente de la sinopsis: A Contracorriente Films )
 (Fuente del cartel y las imágenes: Image.net-A Contracorriente Films )
 (Fuentes de la información de la película: Filmaffinity, IMDb )


CRÍTICA:
Nos llega en plena fechas navideñas el último éxito del cine francés, más de dos millones de espectadores han disfrutado de esta comedia en el país galo. La película está escrita, dirigida y protagonizada por Franck Dubosc, es su primera película como director, todos nos acordamos de sus interpretaciones en “Barbacoa de amigos” y en “Asterix y Obelix”.
Nos cuenta la historia de un empresario, ligón y mentiroso compulsivo llamado Jocelyn, el cual simula que está en una silla de ruedas para seducir a su joven vecina. Todo su plan se irá al traste cuando conoce a la hermana de ésta, que también va en silla de ruedas. Entre ellos ira surgiendo un cierto cariño y a medida que van pasando los días, el protagonista lo tendrá más difícil para decirle la verdad.



Es una comedia distinta a todo lo que estamos acostumbrados a ver, la premisa es tan retorcida que el espectador está preparado para cualquier cosa, pero aún así el buen hacer del guion, hace que veamos grandes momentos, la interpretación es muy natural y convincente. Se pasa un buen rato, es graciosa, sutil y divertida.
Los franceses son especialistas en este tipo de comedias, todo es elegante, lleno de ternura, a mí me gusto la verdad y pase una tarde bastante agradable, la película en su conjunto es muy graciosa. Aparte de Dubosc en el papel protagonista, el director ha contado con la presencia de Alexandra Lamy en el papel de la mujer minusválida de la cual se enamora. Muy recomendable para pasar un buen rato.
Puntuación: 6/10



LO MEJOR: Provoca momentos divertidos al espectador
LO PEOR: Que se vea como una comedia convencional.

(Crítica escrita por Christopher Laso)

CRÍTICAS EN BLOGS ESPECIALIZADOS:

Christopher Laso en Habladecine

Pedro de Frutos en El Ónfalos


Pedro de Frutos en Coveralia

Laura Zurita en Cine de Patio




PODCAST:



ENTREVISTA AL DIRECTOR Y GUIONISTA:
¿Cuánto lleva queriendo pasarse a la realización y por qué motivos?
He querido ser realizador siempre y nunca. Digo ‘siempre’ porque mis primeros pasos en el universo cinematográfico los hice tras una cámara de super 8. Tenía 14 años, escribía pequeños guiones propios de mi edad que rodaba. Y añado ‘jamás’ porque me di cuenta rápidamente que para devenir realizador había que ser jefe, lo que no me apetecía. Al hacerme actor, a lo largo de los años, cada vez más gente me decía: «escribes tus espectáculos, los escenificas, escenificas otras películas, entonces dirígelas también». Sistemáticamente, respondía que se trataba de un oficio totalmente distinto y que lo asumiría con la condición de tener un tema que lo justificara. Hoy, una vez que he dado el paso, todavía no me considero realizador más que de Tout le monde debout. Hay que ser humilde. Dicho esto, nada de lo que había hecho antes me había excitado, entusiasmado y colmado tanto.


¿Cómo ha germinado en su espíritu esta idea de película? ¿De la confusión de partida –alguien sentado en una silla de ruedas es forzosamente un inválido– o de alguna cosa más íntima? 
La motivación ha sido doble y doblemente personal.
Un día, debido a la edad y a que no podía ya desplazarse mucho, mi madre se vio en una silla de ruedas. Ésta, símbolo de minusvalía, devino una solución porque por fin iba a poder moverse de nuevo, salir. Pero objetó: «no podré ir al mercado de Navidad pues se han de subir peldaños». Aquello me alcanzó de pleno. Lo que parecía una oportunidad se convertía en un obstáculo. Y entonces pensé en todos aquéllos que, impedidos, se enfrentaban a lo mismo. Por otro lado, siempre he tenido ganas de narrar una historia de amor que se fundamentara en la diferencia no cultural o social sino física. Hay una pregunta que a menudo me he planteado, que me interpela: ¿y si te enamoraras de alguien inválido? Es una visión de futuro un tanto complicada, cierto. ¿ Será el amor más fuerte que la razón ? Creo que sí, y por ello he querido realizar esta película.

Así pues, ¿está la diferencia física en buena parte en el núcleo de su película?
Eso me interesa, me atrae desde siempre. Cuando era pequeño, me enamoré de una niña con un estrabismo considerable. Todo el mundo se burlaba de ella. Pero yo la miraba con otros ojos, por expresarlo así. Inmediatamente, me pareció que la diferencia era una ventaja, una gracia. Pero sé que hay que ser muy valiente para aceptarlo, para hacer vida con alguien diferente, para amarlo. No estoy seguro de haberlo sido lo suficiente.


¿Se inspira el título en la metedura de pata del cantante François Feldman en la décima telemaratón?
El título provisional era «Lève-toi et marche» (Levántate y anda), pero no me parecía muy gracioso. Efectivamente, he usado lo que dijo François, que es amigo mío. Todo el mundo se burló mucho de esta metedura de pata cometida ante gente que no podía levantarse, pero finalmente me pareció muy positivo. Porque estar de pie está en la cabeza. Por otro lado, mi personaje lo dice al hablar de Florence, que es inválida: «ella reflexiona con mayor agilidad, va más rápida, vive más que nosotros». Quiere decir: “mucho más que yo”.


¿Se ha dicho en algún momento que evocar la invalidez con humor podía ser arriesgado, incluso peligroso?
Sí. Al principio, lo pensaba en cada página que escribía. Pero luego, una vez metido en la historia, me olvidé. Igual que pasa en la vida. Cuando uno se cruza con alguien impedido, primeramente se pone mucha atención a todo cuanto se dice, pero cuando la relación se fija verdaderamente, ya no se presta ninguna en absoluto. De lo contrario, querría decir que no se acepta la diferencia, que se sitúa distante al otro. Y además, mi intención nunca fue burlarme. Espero que eso se vea.


¿Ha habido asimismo, a través del personaje de Jocelyn, voluntad de estigmatizar los clichés y los prejuicios para con la diferencia?
Ciertamente, al mostrar todas las estupideces que se pueden proferir por ignorancia y que desaparecen a partir del momento en que se mira al otro con amor. Tout le monde debout ( En pie todo el mundo ), sobre todo esto también va por Jocelyn, para decirle: levántate, anda, cobra envergadura. Porque finalmente, el más inválido de los dos es él.


La mayor parte de los personajes no dejan de repetir que no está bien mentir acerca de la minusvalía. ¿Es una cuestión de moralidad o de traición?
De traición. Quería una situación difícilmente perdonable pero que con todo pudiera serlo. Él la ha traicionado, pero ella no ve más que la mentira, pues lo perdona. Digamos que, finalmente, la mentira que conduce a una traición es más importante para él que para ella.


¿De dónde viene ese personaje que usted encarna, mentiroso, deshonesto, que ha tenido éxito pero que no deja de buscar ser otra persona?
Su hermano le dice: «tu no amas, por eso te escondes». No ve a los otros porque no quiere mirarse. Está lleno de defectos, y se intuye que lo que esconde es más interesante que lo que nos muestra. Seguramente, la parte autobiográfica es la más importante del film. No me quiero mucho, aunque con el tiempo he aprendido a apreciarme. A menudo me miento a mí mismo. No soportaba verme en un espejo. Para seducir, no era jamás yo mismo. Ser otro era mucho más satisfactorio. En fin, lo que quería era que Jocelyn fuera más agradable en su mentira que en la realidad donde resulta, humanamente, más espantoso. Sí, definitivamente es más agradable en silla de ruedas que en su Porsche rojo chillón.


¿Quería desde el principio que Tout le monde debout fuera una comedia?
Comencé a escribir, igual que en mis espectáculos, imaginando el clímax dramático, es decir el accidente evitado al final, y luego remonté el hilo de la comedia. Pero en esta historia también hay mucho de la ternura y amor que se halla igualmente en las comedias románticas.


Hay una escena muy bella, justamente romántica, en una piscina. ¿Se escribió en el guión tal como aparece en el film?
Sí, se escribió del mismo modo que se rodó. Aprovecho para quitarme el sombrero ante todo el equipo técnico. Buscamos una casa con piscina cuyo piso descendiera hasta el agua por medio de un mando a distancia. ¿Por qué? Porque al principio me preguntaba cómo iban a hacer el amor por primera vez. Por todos los motivos imaginables, no quería que fuera en una cama. En la piscina, cuando el piso desciende tras la cena, flotan, se liberan de todo en tanto que sus sillas de ruedas quedan en el fondo.

Productor, realizador, guionista, actor principal de la película, eso es un montón de cometidos. ¿Cómo surge tal voluntad de control?
Sí, es cierto, pero no he asumido todas esas responsabilidades al mismo tiempo. Cuando comencé a escribir, no sabía aún si iba a dirigir o siquiera si iba a actuar. Mejor así, ello me evitó imaginarme un papel a medida, lo que hubiera podido perjudicar la historia. Al acabar la escritura, decidí dirigirla. Entonces el director se preguntó si incorporaría al actor. Los financieros me aconsejaron hacerlo.


¿Con qué dificultades se ha topado distintas de aquéllas en películas donde simplemente ejercía como actor?
A parte del tiempo invertido, que forzosamente resulta más cargado, la dificultad principal, cuando actuaba, estaba en el hecho de gritar: «corten, la toma es buena». Realizador y actor, prácticamente no hace falta otra cosa que tener confianza en uno mismo, ser capaz de juzgarse. Es decir, mirar todas las tomas en el monitor de control, algo que no hacía nunca cuando me limitaba a actuar porque me horroriza. Al principio del rodaje, tenía tendencia a descuidarme frente a los otros actores, a no permitirme otras tomas para no perder tiempo. Para mí, que soy un eterno insatisfecho, era verdaderamente complicado, al borde de la esquizofrenia. Pero luego me relajé, estaba muy bien acompañado.


¿Cómo eligió el reparto femenino que lo acompaña en esta aventura, y en primer lugar Alexandra Lamy en su encarnación de Florence?
Buscaba a una actriz de unos cuarenta años, bella, fresca, luminosa, llena de vida, muy buena actriz, que nos hiciera olvidar la invalidez, y además que perteneciera a mi familia de actores. Pensé de inmediato en Alexandra, se correspondía con todos mis criterios. El director Eric Lavaine me había repetido cien veces lo sencillo que resultaba trabajar con ella. Me topé con una perla rara. Tenía una interpretación muy difícil, en que además de ser una inválida en silla de ruedas estaba la cuestión ambivalente: «sé desde el principio que él miente, pero no debo mostrárselo». Alexandra es una trabajadora increíble que jamás se queja. Ensayó tenis en silla de ruedas, trabajó el violín. Admiro su entusiasmo por todo, como si todo fuera un regalo, y cómo llega a disfrutar con la interpretación. Es muy agradable.


¿Cómo le surgió la idea de hacer que Elsa Zylberstein interpretara ese sabroso papel de asistenta mema y completamente bloqueada?
Ya habíamos rodado juntos, la veo a menudo, la conozco bien. Elsa es también una excelente actriz de comedia. Ahora lo comprende porque se le dice cada vez más pero no sabe cómo. No quería realizar una comedia burlesca, así que me pareció muy interesante disponer de una actriz cerebral, como lo es Elsa, a la que iba a hacer graciosa, chiflada. Elsa lo quiere comprender todo, desmenuzarlo todo. Jamás he visto un guión más anotado que el suyo. Pero el resultado es fenomenal, porque lo da todo, no hay contención alguna en lo que propone.


Y su mejor amigo en la película lo encarna Gérard Darmon, que compone un personaje formidable como médico gay...
Que sea gay resulta banal y no se insiste demasiado en ello, no es un tema. Gérard Darmon es uno de mis actores franceses preferidos. Siempre resulta extraordinario. Por otro lado, me acuerdo que hace ya algún tiempo escribí un proyecto que se titulaba «Sábado 14, la película que da más miedo que Viernes 13», y él fue el primer actor a quien se lo propuse, y el primero en aceptar. Necesitaba este personaje de amigo más maduro, más centrado, más padre que compañero.


¿Dónde dio con Caroline Anglade, que encarna a Julie, la hermana de Florence?
Buscaba a una joven bonita para justificar la mentira de partida. Era preciso que esto fuera creíble. Hicimos una audición para este papel. Apareció ella de inmediato correspondiéndose perfectamente con el personaje. Caroline tiene la frescura, la belleza, la juventud, pero también una forma de madurez que me parecía esencial. 
 
Por medio de esta comedia tierna, chiflada y sentimental, ¿qué mensaje ha querido ofrecer?
Aquéllos que se han visto condenados a quedarse sentados en una silla de ruedas no son distintos. Sólo lo son en apariencia, pero en el fondo en absoluto. Soy sensible a este tema pero no proclamo nada, no doy lección alguna. Sólo quería decir que es preciso interesarse en la gente por lo que son en su interior. Todos estamos de pie. Si se quiere.
(Fuente del texto de la entrevista: Dossier de prensa-Image.net)



TRAILER:


(CRÍTICA DE CHRISTOPHER LASO)

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