LOS EXTRAÑOS SUCESOS
DIRECCIÓN: Carlos Martín Ferrera
FECHA Y LUGAR DE NACIMIENTO DEL DIRECTOR: 1974, Minas de Riotinto ( España )
INTÉRPRETES: Miriam Giovanelli, Ana Serradilla, Ivan Massagué, Brays Efe, Silvia Abril, Natalia Sánchez, Marta Castellote, Maria Molins, Fermí Reixach, Juanra Bonet, Amparo Moreno,Canco Rodríguez, Maaike Cafmeyer, Nacho San José, Sue Flack, David Krohnert
GUIONISTAS: Ángeles Hernández, Miguel Ibáñez Monroy, David Matamoros, Marc Pastor
BASADA EN: La novela homónima escrita por Marc Pastor en 2011
FOTOGRAFÍA: Miquel Prohens
MÚSICA: Poncho Toledo
GÉNERO: Ficción
PRODUCCIÓN: Zentropa Spain, Neo Art Producciones, Cinema226, De Hofleveranciers, Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, Institut Català de les Empreses Culturals, Televisió de Catalunya, Casa Kafka Pictures
DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Filmax
DURACIÓN: 96 minutos
SINOPSIS:
Tras romper con Irene, los amigos y compañeras de trabajo de Víctor se empeñan en encontrarle una nueva novia. Pero él no quiere olvidarla, incluso cuando aparece Lola.
De repente, Irene llama a Víctor nerviosa y le pide ayuda: la gente a su alrededor se comporta de modo diferente, como si hubieran perdido los recuerdos y las emociones. Influenciado por las películas y las series que le han marcado la vida, Víctor no es capaz de ofrecer una explicación racional a lo que está pasando, pero toma fuerzas y decide convertirse en el héroe que nunca fue para Irene e ir a rescatarla. Todo se complicará aún más cuando sus amigos deciden ayudarle.
( Fuente sinopsis, cartel e imágenes: Filmax )
( Fuentes información de la película: Filmaffinity, Filmax, IMDb )
CRÍTICA:
El quinto largometraje dirigido por Carlos Martín Ferrera, 13 años después de su ópera prima " Zulo ( 2001 ), que fue premiado en el festival de Sitges y otras muestras de cine de género, y en esta ocasión adapta la novela homónima escrita por Marc Pastor en 2011, y que tiene como gran protagonista a Víctor, un soñador que intenta recuperarse de una reciente relación con la mujer de su vida, y que se ve inmerso en una historia que mezcla la comedia ( en el fondo es una película de humor ), la acción y tiene elementos de ciencia ficción y terror. La película se presentó en Sitges 2018 y otros festivales como el de San Sebastián de terror, y el libro en el que está basada ha vendido más de 10.000 ejemplares en nuestro país.
La película tiene varios problemas, y el más importante es que no funciona como comedia, ya que sus diálogos son bastante vulgares y en algunos casos vergonzosos y es difícil que alguien se ría con estas conversaciones, y el reparto tampoco está bien, salvo el protagonista que lo hace bastante bien y algunos secundarios.
Ivan Massagué está creíble como Víctor Negro, un fan del género de la ciencia ficción, y que de vez en cuando va soltando frases en donde se pone de manifiesto el conocimiento de los clásicos de la serie B del cine de ficción, y me supongo que esas frases estarán en la novela, que no he podido leer, y el actor conocido en el ámbito del mundo de la cultura en Cataluña tiene un cambio de registro con momentos dramáticos y otras escenas de más acción. El otro intérprete destacado es el veterano Fermí Reixach, en un pequeño papel como Lazlo.
Lo mejor de la historia es el tercio final en cuando aumenta el ritmo, y las escenas de acción son destacables teniendo en cuenta el limitado presupuesto, gracias en parte a la música y el sonido. Una película que puede tener su público y gustará a los aficionados al cine de género más independiente y con un presupuesto bajo.
LO MEJOR: El tercio final y la música.
LO PEOR: Los diálogos y algunas interpretaciones.
CRÍTICAS EN BLOGS ESPECIALIZADOS:
Pedro de Frutos en El Ónfalos
Pedro de Frutos en Coveralia
PODCASTS:
NOTAS DE DIRECCIÓN:
Hay diferentes razones por las que decidí embarcarme en un proyecto como El Año de la Plaga. De entrada, el reto de adaptar la fantástica novela de Marc Pastor a la pantalla, donde homenajea, además, a una de mis películas favoritas que marcó mi infancia:
La Invasión de los Ultracuerpos.
No obstante, el motivo más importante es su esencia. Se trata de una historia de género fantástico y aventuras, donde los personajes nos transportan hacia una emocionante, divertida, insólita y terrorífica aventura, propia del cine de ciencia ficción y aventuras de los 70s y 80s. Un relato inquietante que te atrapa y no te suelta hasta el final, capaz de emocionar, aterrar y de robarte, a la vez, alguna sonrisa.
Con personajes llenos de crudeza y ternura, El Año de la Plaga bebe de un tipo de cine fantástico y de aventuras que ya no se hace, pero que sigue teniendo un público cargado de nostalgia, más propio de las películas de los 70s y 80s y que parte de elementos cotidianos, para introducirse poco a poco en el suspense y el horror de la situación.
Consciente de que no podíamos competir con las grandes superproducciones del género americanas, donde lo más importante es mostrar ciudades devastadas e invasiones alienígenas espectaculares, me centré en nuestra mejor baza: la historia y los personajes. Tampoco me lo planteé como una peli de zombies, o una más apocalíptica, sino más bien como un híbrido de varios subgéneros del fantástico, un homenaje a los clásicos que todos conocemos.
El Año de la Plaga es una película atemporal. Se podría desarrollar en cualquier momento, en cualquier lugar. Víctor Negro es el protagonista de la historia y nuestro hilo conductor. Todo lo que sucede va a pasar por él, por su mirada.
CRÍTICAS EN BLOGS ESPECIALIZADOS:
Pedro de Frutos en El Ónfalos
Pedro de Frutos en Coveralia
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NOTAS DE DIRECCIÓN:
Hay diferentes razones por las que decidí embarcarme en un proyecto como El Año de la Plaga. De entrada, el reto de adaptar la fantástica novela de Marc Pastor a la pantalla, donde homenajea, además, a una de mis películas favoritas que marcó mi infancia:
La Invasión de los Ultracuerpos.
No obstante, el motivo más importante es su esencia. Se trata de una historia de género fantástico y aventuras, donde los personajes nos transportan hacia una emocionante, divertida, insólita y terrorífica aventura, propia del cine de ciencia ficción y aventuras de los 70s y 80s. Un relato inquietante que te atrapa y no te suelta hasta el final, capaz de emocionar, aterrar y de robarte, a la vez, alguna sonrisa.
Con personajes llenos de crudeza y ternura, El Año de la Plaga bebe de un tipo de cine fantástico y de aventuras que ya no se hace, pero que sigue teniendo un público cargado de nostalgia, más propio de las películas de los 70s y 80s y que parte de elementos cotidianos, para introducirse poco a poco en el suspense y el horror de la situación.
Consciente de que no podíamos competir con las grandes superproducciones del género americanas, donde lo más importante es mostrar ciudades devastadas e invasiones alienígenas espectaculares, me centré en nuestra mejor baza: la historia y los personajes. Tampoco me lo planteé como una peli de zombies, o una más apocalíptica, sino más bien como un híbrido de varios subgéneros del fantástico, un homenaje a los clásicos que todos conocemos.
El Año de la Plaga es una película atemporal. Se podría desarrollar en cualquier momento, en cualquier lugar. Víctor Negro es el protagonista de la historia y nuestro hilo conductor. Todo lo que sucede va a pasar por él, por su mirada.
Víctor es un hombre corriente, aquél que trabaja en lo que un día eligió por impulso, se enamoró por impulso y vive donde un día fue a vivir, también por un impulso. Es uno de tantos que no ha escrito su historia con su propio pulso, que se ha aferrado a los mitos del cómic, del cine, de la televisión... Que no ha mirado ni hacia atrás ni hacia adelante, que no se ha planteado madurar porque no lo han dicho por televisión. El amor, para él, es aquello que ha visto en las películas. La relación con sus amigos, que se resume en dos como él, consiste en repetir diálogos de sus series o películas. Y ya está: la vida es eso, aunque tampoco se lo ha planteado nunca. Pero esa chica de la que se enamoró y a la que logró conquistar por insistencia, decide abandonarle.
A Víctor Negro no le queda más remedio que asumirlo, aunque no aceptarlo y vive el rol del abandonado, del perdedor. Su vida discurre entre su trabajo y sus esporádicos encuentros con los amigos. No soporta las relaciones sociales ni las vecinales. Por su trabajo, es asistente social y coordina ayudas a domicilio para ancianos, está obligado a relacionarse con el mundo: sus compañeras de trabajo y los ancianos a los que asiste.
A Víctor Negro no le queda más remedio que asumirlo, aunque no aceptarlo y vive el rol del abandonado, del perdedor. Su vida discurre entre su trabajo y sus esporádicos encuentros con los amigos. No soporta las relaciones sociales ni las vecinales. Por su trabajo, es asistente social y coordina ayudas a domicilio para ancianos, está obligado a relacionarse con el mundo: sus compañeras de trabajo y los ancianos a los que asiste.
Los medios de comunicación vuelven a hablar de un nuevo virus que tiene a la población mundial en alerta, pero después de la Gripe Aviar y la Gripe A y sus escasas consecuencias en nuestra vida cotidiana, esto parece que no deja de ser una anécdota más.
Pero algo está cambiando. Empiezan a aparecer unas plantas vulgares venidas de Mongolia, unos eucaliptos enanos que se han puesto de moda que, por lo que parece, pueden cambiar el futuro de la humanidad.
El Año de la Plaga no es una historia apocalíptica al uso. No hay una invasión alienígena, ni se ha propagado un virus de laboratorio. Es una historia sobre cómo podríamos mutar en seres que no sufren, seres cuya única diferencia que tienen con los humanos es la de no sentir ni sufrimiento ni empatía. Que no tienen memoria, ni envejecen, ni crecen, ni mueren: ser una planta perpetuamente, sin placer, sin dolor, sin moralidad ni inmoralidad, sin elegir, sin pensar, sin amor, sin desamor, sin vejez... Sin guerras ni religiones. Sin pasado y sin futuro.
Pero algo está cambiando. Empiezan a aparecer unas plantas vulgares venidas de Mongolia, unos eucaliptos enanos que se han puesto de moda que, por lo que parece, pueden cambiar el futuro de la humanidad.
El Año de la Plaga no es una historia apocalíptica al uso. No hay una invasión alienígena, ni se ha propagado un virus de laboratorio. Es una historia sobre cómo podríamos mutar en seres que no sufren, seres cuya única diferencia que tienen con los humanos es la de no sentir ni sufrimiento ni empatía. Que no tienen memoria, ni envejecen, ni crecen, ni mueren: ser una planta perpetuamente, sin placer, sin dolor, sin moralidad ni inmoralidad, sin elegir, sin pensar, sin amor, sin desamor, sin vejez... Sin guerras ni religiones. Sin pasado y sin futuro.
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