ERAN RIKLIS NOS PRESENTA LA VIDA DE UN JOVEN PALESTINO EN ISRAEL. LA LUCHA POR CUMPLIR SU ILUSIÓN EN UNA SOCIEDAD LLENA DE PREJUICIOS
DIRECCIÓN: Eran Riklis
INTÉRPRETES: Tawfeek Barhom, Ali Suliman, Yaël Abecassi, Michael Moshono, Danielle Kitzis, Marlene Bajali, Laëtitia Eïdo, Loai Nofi, Razi Gabareen, Norman Issa
GÉNERO: Drama
DISTRIBUIDORA: Karma Films
SINOPSIS:
Eyad es un joven palestino nacido en la ciudad de Tira a mediados de los setenta. Es un estudiante brillante que ha sido becado en un prestigioso y exclusivo colegio judío en Jerusalén.
Es el primer árabe que estudia allí por lo que intenta por todos los medios encajar con sus compañeros y con la nueva sociedad. A pesar de su esfuerzo y de aguantar el constante acoso de sus compañeros, cuando se descubre que tiene una relación con Naomi, una joven judía, se verá obligado a abandonar la escuela.
Cansado de no ser aceptado por sus orígenes y cegado por la ambición de ser admitido en sus nuevos círculos, Eyad comprende que tendrá que sacrificar su auténtica identidad para ser aceptado. Tendrá que tomar una decisión que puede cambiar su vida para siempre.
( FUENTE: KARMA FILMS )
( FUENTE CARTEL: KARMA FILMS )
CRÍTICA:
Eran Riklis es un veterano director, con una larga carrera a sus espaldas, pero que hasta 2008 no adquirió repercusión mundial con su largometraje " Los limoneros ", y el siguiente " El viaje del director de recursos humanos ( 2010 ) ". Después de haber visto las tres películas, y nada de su cine anterior, puedo decir que sus historias van dirigidas al público llamado de autor, ya que son lentas y con unas historias que no interesarán al público de multisalas. A los aficionados a esas pequeñas historias su cine es interesante.
El conflicto entre Israel y Palestina es un argumento bastante recurrente para sacar adelante una historia, y en los últimos años lo hemos podido ver en películas como " Omar ". Pero en " Mis hijos " no se menciona el conflicto político, que ya aburre pese a su gran importancia, sino que la historia se centra en los problemas sociales y culturales. Está narrada desde el punto de vista de un niño Palestino que vive en Israel ( un 20 % de los habitantes de Israel son Palestinos ), y su evolución personal y familiar. Los prejuicios sociales se ponen de manifiesto durante su infancia, adolescencia y su época universitaria.
Con un guión de Sayed Kashua, basado en su propia novela, y que se puede dividir en tres partes. Lo mejor son los 20 minutos iniciales, en donde Eyad es un niño con mucho carácter, y que vive con su familia en Israel. Las conversaciones entre el padre y el hijo tienen mucho humor, pero también la dureza de un padre exigente y autoritario, que es un terrorista palestino.
La sinceridad del pequeño le lleva a repetir varias veces en clase que su padre es un terrorista, aunque el maestro le insiste en que diga que " recoge fruta ", y ello le implica el ser golpeado con una vara, ante la mirada de sus compañeros de colegio.
Pero la historia avanza 8 años y vemos al protagonista como un adolescente que es muy bueno en los estudios, y que gracias a ello va a estudiar en un colegio judío en Jerusalén. A partir de aquí nos encontramos con una película diferente, en donde se pierde la frescura inicial y con una serie de situaciones tópicas. Hay unos personajes que desaparecen, y que salvo alguna escena aislada desconocemos lo que están haciendo. Surgen nuevas historias alrededor de Eyad, como una historia de amor y los continuos maltratos psicológicos por parte de sus compañeros. El actor que interpreta al protagonista en la adolescencia carece de la alegría y espontaneidad de Razi Gabareen, y sin estar mal se echa de menos ese humor en las conversaciones con el padre.
Las actuaciones de Ali Suliman ( Salah, el padre ) y de Razi Gabareen ( Eyad de niño ) son lo mejor de la película, pero no hay ninguno de los intérpretes que lo haga mal.
En el último tercio la historia vuelve a girar, y entran en juego cosas vistas anteriormente. Toda esa opresión por parte de la familia palestina y de la sociedad israelí es lo que lleva a Eyad a tomar esa decisión. Un gran final que no dejará indiferente al espectador. La pena es esa parte central en donde parece que la historia no avanza, aunque muchas de sus ideas y situaciones servirán para apoyar la decisión del protagonista.
Recomendable a los que quieran conocer algo más del conflicto entre Israel y Palestina, pero desde un punto de vista social y cultural, y no político.
SPOILERS:
La familia de Eyad no quiere saber nada del pueblo israelí aunque viven allí, sobre todo el padre que es un terrorista Palestino. Cuando el padre se entera que la novia de su hijo es una chica judía monta en cólera, y no acepta es relación. Por otro lado tampoco está bien vista la relación entre los compañeros del colegio judío. Ante todas esas opresiones el protagonista decide cambiarse de identidad, y lo hace en la parte final cuando decide ser Yonatan, el joven judío enfermo al que va cuidar por medio de un programa de voluntarios.
Surge la amistad entre Jonatan y Eyad, y en muchos sitios ya se ha cambiado el nombre. La escena final es el entierro del chico enfermo, al que acude el protagonista diciendo que va al entierro de Eyad. Una pena que una persona se vea obligado a cambiar de identidad, sin haber cometido ningún delito, para ser aceptado por la sociedad.
LO MEJOR: Los primeros 20 minutos llenos de humor y con la presencia de Razi Gabareen. El final.
LO PEOR: La desaparición casi total de la familia de Eyad durante la segunda mitad. Algunos asuntos son tratados de manera superficial.
PREMIOS Y NOMINACIONES:
- 4 NOMINACIONES, EN LOS PREMIOS DEL CINE ISRAELÍ 2014.
( FUENTE: IMDB )
CRÍTICAS EN BLOGS Y MEDIOS ESPECIALIZADOS:
Jordi Batlle Caminal en Fotogramas 3 / 5
Toni Vall en Cinemanía 3,5 / 5
Suso Aira en Sensacine 3 / 5
Diego Salgado en Guía del Ocio 3 / 5
Álvaro Icaza en Videodromo
Jordi Costa en El País 3,5 / 5
Boyd Van Hoeij en The Hollywood Reporter
Jay Weissberg en Variety
Chris Willman en Indiewire
Franck Nouchi en Le Monde 4 / 5
James Morice en Telérama 3 / 5
Damien Leblanc en Premiére 3 / 5
Nota IMDb:
ENTREVISTA AL DIRECTOR:
Para explicar la película al público del Festival de Locarno dijo que en muchos aspectos MIS HIJOS es una historia muy italiana.
Sí, pero en el sentido de Mediterráneo. España, el sur de Francia, Italia y el Medio Oriente viven de un modo similar. A pesar de todo siguen siendo optimistas. Quería que la primera parte de esta historia fuera más ligera e irónica, que el público se relajase. Luego quería pasar de la risa a la sonrisa y, a partir de ahí, a temas más serios, incluso trágicos.
A pesar de las claras intenciones de la cinta, a la hora de gestar el proyecto usted tomó algunas de las decisiones basándose en el instinto.
Tanto adaptar la novela como elegir al protagonista lo han sido. Al leer el texto autobiográfi co de Sayed Kashua supuse que iba a ayudarme a contar las cosas que quería contar, como aplicar algo de comedia a la película, algo que no había hecho últimamente en mi carrera. Cuando Tawfeek Barhom se presentó al casting para ser el protagonista me dijo que me conocía desde que era niño, aunque yo no lo supiera. Yo había rodado hace años una película en su ciudad natal, un pequeño pueblo árabe, y él había visitado el set. Allí decidió que quería ser actor. Además, su biografía comparte algunas similitudes con las de Sayed y su físico también me ayudaba. Para esta historia necesitaba a alguien que fuera árabe pero que pudiera pasar por judío.
Cuando usted fue candidato a los Premios del Cine Europeo al mejor guion por LOS LIMONEROS dijo que una de las grandezas de esta industria era que se hacía en ella “cine que conciencia”.
El cine europeo está más ocupado en mostrar en sus historias asuntos políticos que interesan fuera de sus fronteras. Yo adapto parte de esa tradición para mi cine, aunque también utilice los resortes narrativos propios de la industria estadounidense para acercar el relato a más gente, como ocurre en Mis Hijos.
La cinta, precisamente por su argumento, estaba pensada para inaugurar la reciente edición del Festival de Cine de Jerusalén, pero no ocurrió así.
La guerra lo impidió. Se iba a estrenar en una proyección similar a la de la Piazza Grande de Locarno, pero el estallido del conflicto hizo que no se pudieran celebrar eventos tan multitudinarios y decidimos esperar unos días, pensando que las hostilidades pararían en unos días. Por desgracia eso no ha ocurrido, así que preferimos realizar una proyección normal y corriente antes de que acabara el certamen. He de decir que Locarno, ante miles de personas al aire libre, es un sustituto perfecto.
¿Cree entonces que el cine puede aportar algo positivo a los conflictos de Oriente Medio?
Considero que, al margen del conflicto entre árabes e israelíes, al mundo le importa muy poco lo que ocurre en el resto de Oriente Medio. Por eso creo que, al igual que el cine europeo, esta industria cinematográfica debería convertirse en un cine de concienciación. No se trata de dictar lo que el espectador tiene que pensar, pero sí que como cineastas digamos a quien está al otro lado de la pantalla: “Esto es lo que sé. Aquí te lo muestro. Ahora toma tus propias decisiones”.
( FUENTE: KARMA FILMS )
TRAILER:
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