ESQUIVANDO LAS PRESIONES
DIRECCIÓN: Óscar Aibar
AÑO Y LUGAR DE NACIMIENTO DEL DIRECTOR: 1967, Barcelona (España)
INTÉRPRETES: Ricardo Gómez, Vicky Luengo, Pere Ponce, Pol López, Joaquín Climent, Nuria Herrero, Bruna Cusí, Susi Sánchez, Guillermo Montesinos, Pep Cortés
GUIONISTAS: Óscar Aibar, María Luisa Calderón
FOTOGRAFÍA: Álex de Pablo
MÚSICA: Manuel Roland
GÉNERO: thriller
PRODUCCIÓN: Tornasol Films, Voramar Films, Entre Chien et Loup, Isaba Producciones Cinematográficas, TVE, À punt Media, Amazon Prime Video, ICAA, IVC de la Generalitat Valenciana
DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Karma Films
AGENCIA DE COMUNICACIÓN: Ellas Comunicación
DURACIÓN: 117 minutos
1982. Un joven policía curtido en los barrios más duros de Madrid acepta un destino en un pueblo de mar con la esperanza de curar a su hija y de paso ganar algo de tranquilidad. Una vez allí se ve envuelto en la investigación del extraño asesinato del inspector al que ha de sustituir. Las pesquisas le llevarán hasta un hotel playero donde una comunidad de ancianos nazis, reclamados por muchos países por crímenes contra la humanidad, vive un retiro paradisiaco y feliz.
(fuente de la sinopsis, del cartel y de las imágenes: Karma Films)
(fuentes de la información de la película: Filmaffinity, Karma Films, IMDb)
El nuevo trabajo del director barcelonés Óscar Aibar es un thriller inspirado en unos hechos reales, cuya historia se desarrolla hace 40 años en una localidad de la Costa Blanca. El largometraje se presentó en la pasada edición del Festival de Málaga, y tiene un punto de partida interesante con una escena en el presente en donde una periodista llega a casa de una médica jubilada para buscar información sobre una noticia publicada en 1982. A partir de ese momento la historia se traslada a ese año para contar una historia de suspense, y de vez en cuando regresar a la actualidad para escuchar los comentarios de Eva Vidal sobre esa historia que está contando a la periodista.
Después de una buena presentación de personajes, la película aborda la historia central de esos movimientos de Andrés Expósito, el policía recién llegado al lugar, y de su compañero de trabajo apodado Colombo, en ese día a día patrullando las calles de la ciudad (o más bien situándose a las puertas de un lujoso hotel propiedad de un ciudadano alemán, y de las historias personales paralelas de los personajes.
No conecto con muchas situaciones planteadas, ni con las actuaciones, salvo alguna excepción, además de que a nivel técnico tampoco está bien trabajada, es bastante irregular, y desaprovecha la oportunidad de contar con nombres de prestigio como el director de fotografía Álex de Pablo y la montadora Teresa Font, teniendo en cuenta que el punto de partida tiene muchas similitudes con "La isla mínima (2014)", pero el resultado es mucho peor.
Pero no todo es negativo, ya que hay un buen trabajo a nivel artístico y en una recreación de la época en donde se cuidan al máximo todos los detalles, y hay escenas bastante bien filmadas por parte del director. El gran protagonista es Ricardo Gomez, que interpreta al policía protagonista recién llegado a esa localidad costera y, sin ser el peor trabajo del niño Carlitos de "Cuéntame", no me convence su actuación, que no imprime carácter a su personaje. Tampoco es la mejor actuación de Vicky Luengo, que está correcta en su papel de la doctora Eva Vidal, ni me convence el trabajo de Joaquin Climent como el jefe de la comisaría en donde trabaja el protagonista. El resto del reparto cumple sin más, y si tengo que destacar alguna actuación me quedo con las de Pere Ponce que interpreta al policía Colombo y una Susi Sánchez como la médica jubilada en las escenas del presente.
Una película que tiene bastante ritmo y unas cuantas escenas de acción, así como un punto de partida enigmático, y que puede gustar al público más joven al que animo a verla en los cines españoles o cuando forme parte de la plataforma Amazon Prime Video.
CRÍTICAS EN BLOGS ESPECIALIZADOS:
Guillermo Navarro en Habladecine
Pedro de Frutos en El Ónfalos
Eduardo Casanova en Destino Arrakis
Yolanda Aguas en Cinet Farö
Alejandro Pazó en El Palomitrón
PODCASTS:
NOTAS DEL DIRECTOR:
Era verano, hacía calor y nos habíamos bañado en el mar. Con la piel cubierta de sal y arena buscamos un sitio con sombra para comer. Elegimos un lugar al azar, creo que era en Calpe, un pequeño pueblo de la Costa Blanca. Nada más sentarme a la mesa, mis ojos se fueron a una pared de ladrillo donde colgaban algunas fotos de clientes pseudofamosos y también un par de instantáneas muy antiguas. Una de ellas me llamó la atención enseguida.
En la imagen podían distinguirse algunos oficiales alemanes de la segunda guerra mundial sentados alegremente ante una mesa. Me levanté y me acerqué para estudiarla. La foto tenía una edad inconcreta, los cortes de pelo y algunos detalles parecían anacrónicos, posteriores a los años cuarenta, pero no fue eso lo que más me chocó. Los hombres del grupo estaban sentados claramente en la misma mesa en la que nosotros íbamos a comer. Sí, era el mismo lugar pero muchos años antes.
Era verano, hacía calor y nos habíamos bañado en el mar. Con la piel cubierta de sal y arena buscamos un sitio con sombra para comer. Elegimos un lugar al azar, creo que era en Calpe, un pequeño pueblo de la Costa Blanca. Nada más sentarme a la mesa, mis ojos se fueron a una pared de ladrillo donde colgaban algunas fotos de clientes pseudofamosos y también un par de instantáneas muy antiguas. Una de ellas me llamó la atención enseguida.
En la imagen podían distinguirse algunos oficiales alemanes de la segunda guerra mundial sentados alegremente ante una mesa. Me levanté y me acerqué para estudiarla. La foto tenía una edad inconcreta, los cortes de pelo y algunos detalles parecían anacrónicos, posteriores a los años cuarenta, pero no fue eso lo que más me chocó. Los hombres del grupo estaban sentados claramente en la misma mesa en la que nosotros íbamos a comer. Sí, era el mismo lugar pero muchos años antes.
Poco después, intentando disimular mi curiosidad desbordante, me abalancé con un montón de preguntas sobre el joven camarero que nos servía. Efectivamente, aquella foto se había tomado en el mismo lugar donde estábamos, probablemente durante los años cincuenta. El grupo, según me contó el chico, estaba formado por algunos de "los primeros alemanes en llegar", que por entonces eran buenos clientes. Y por si esto fuese poco, añadió que casualmente, algunos de sus familiares y amigos estaban en ese preciso instante comiendo en una de las mesas del fondo del local. Mi mirada voló hacía el punto señalado. Efectivamente allí estaban.
Era un grupo de octogenarios, creo recordar que tres hombres y dos mujeres. Lucían una piel morena y curtida, expuesta durante años y años al sol vacacional. El pelo de los hombres era blanco y poblado, contrastando con el corte militar de la instantánea, y vestían sandalias, bermudas y llamativas camisas con estampados alegres y tropicales. Comían paella y bebían vino blanco como el resto de los clientes. El camarero no sabía más o no quiso contarme. No volví a aquel lugar hasta casi diez años más tarde. Las fotos y los octogenarios ya no estaban.
El local había sido transformado posiblemente por un nuevo propietario. Pero aquel restaurante siguió vivo en mi memoria durante mucho tiempo, en mi cabeza y también el un cuaderno de notas para futuros proyectos que siempre viajaba conmigo en una época de mi vida anterior a un teléfono inteligente (en el que ya no apunto nada y que sin duda me ha vuelto aún más idiota). Fue entonces cuando empecé a perpetrar los primeros esbozos de un guion para una película que habría de llamarse EL SUSTITUTO.
(fuente del texto: pressbook-Karma Films)
TRÁILER:
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